Hola tú
Mi padre suele saludar diciendo "¡Hola tú!". No sabemos si es guasa, resultado de la amnesia o ganas de ningunearnos. Pero es una buena solución contra esa mala costumbre que me aqueja de no quedarme con ningún nombre de la gente que me presentan.
Tardo en aprenderlo y soy veloz en olvidarlo. La cnemotecnia hace mucho. Asociar un rostro, unos caracteres, a un nominal, por descontado ayuda.
¿Pero si a Almudena no le pega llamarse Almudena (según Paca a nadie le pega llamarse Almudena), a Rubén le pegaría llamarse Manolo, Macareno se llama en realidad Ignacio y Anselmo no sé cómo se llama?
Cabrera Infante me consolaba en este diálogo de Tres tristes tigres:
—¿Cómo me dijo que se llamaba? No oí su nombre.
—Eso pasa siempre.
—Sí, las presentaciones son como los pésames, murmullos sociales.
Así a Paco lo saludé el otro día diciéndole "adiós Alfredo" y a Juan Manuel (o José Manuel) llevo años llamándole Antonio (ya no lo llamo, me acerco y le sonrío estrechándole la diestra).
A este respecto, también es impagable este fragmento de La Orestiada de Esquilo, del cual se hace eco Álvaro Cunqueiro en uno de sus libros:
—Ha llegado un hombre que se parece a Orestes.
—A Orestes sólo se parece Orestes.
—Luego, ha llegado Orestes.
Intento controlarlo. El tiempo y el contacto son mis mejores recursos. Mientras tanto que nadie me guarde rencor si lo llamo con otro nombre, no lo llamo o le digo: "¡Adiós tú!".
* Sarcófago de mármol con figuras en relieve que representan escenas de La Orestíada. Escultura romana de mediados del siglo II d.C.
4 comentarios
n0n0 -
volandovengo -
con patines -
Yo al principio no es que no recorara los nombres es que los cambiaba por otros que me parecia pegaban mas... no se a veces a las personas les ponen mal el nombre.
Besicos
Jesús Lens -