Otra vez el siete
El siete, número espiritual y mágico, afecta tanto al cielo como al infierno. A las tinieblas y a lo divino. Aunque, me temo, como todo, que sobre todo atañe a lo humano. Recordemos que Jethro Tull en Aqualung (1971) cantaban que el hombre creó a Dios a su imagen y semejanza, basada en la polémica frase de Fauerbach que aparece en la cubierta del disco: En el comienzo, el hombre creó a Dios, y le dio poder sobre todas las cosas.
Ya sabemos que los egipcios dividían el cielo en siete partes y que Allah, según la doctrina musulmana, no está en ninguno de ellos, sino sobre los siete. Cuando estamos en la gloria, en un momento de sumo placer, solemos decir que estamos en el séptimo cielo.
Ayer oigo en una película, casi de refilón: Siete piedras necesitas para detener al diablo. Busco alguna información al respecto. No encuentro nada definido. Quizá, en alquimia, para defenderse de las tentaciones del demonio se necesitan, entre otras cosas, un puñado de piedras de azufre o que al diablo se le vence con piedras, a semejanza de David contra Goliat. Nada concreto.
Para terminar, apunto otra verdad espeluznante, que entresaco del Doktor Faustus de Thomas Mann y que tiene más que ver con la imaginación retorcida de los hombres que a las supuestas malas artes del maligno.
Una mujer que ha tenido trato íntimo con un íncubo durante siete años, incluso junto a su marido, mientras éste duerme, y de preferencia en los días santos, está ligada al demonio por la promesa de pertenecerle en cuerpo y alma. En otros tiempos sería detenida, procesada y quemada en la hoguera.
6 comentarios
volandovengo -
Gina, me alegro de que estés entre nosotros y aportes toda la documentación que has aportado y, sobre todo, por tu visión de tolerancia religiosa. Cualquiera que pida un número, al ver la buena voluntad, lo mismo le da que sobren o que falten. En cuanto al castellano que utilizas, se entiende muy bien. Más quisiera yo defenderme así en cualquier idioma.
Jesús, respeto tus preferencias. El tres es interesante y tiene gran simbolismo (el segundo más emblemático), pero como el siete no hay ninguno.
Jesus Lens -
gina -
Dicen que cuando Abraham salió de Mina, se le había aparecido el Diablo y el Arcángel Gabriel dijo a Abraham..."apedrealo".
Abraham tiró siete piedras y el Diablo desapareció.
Según la historia, el Diablo apareció dos veces mas y ambas veces Abraham había tirado siete piedras y el Diablo desapareció.
Supongo que la moraleja es "usamos lo que ya sabemos funciona".
Los peregrinos a La Meca tiran siete piedras hasta tres muros, cada día. El ritual necesita; 49 piedras en total
(mas si no apuntas bien), un brazo que lanza muy fuerte y un don para la matemática.
Yo también uso lo que funciona. Por eso rezo a todos - a Dios, Maria, Jesus, Krishna, Shiva, Buddah, Camarón....quienquiera me escuchará. Pero me falta la matemática.
Cada deidad exigen diferente combinaciones de oraciones. Por ejemplo, hay una novena del niño Jesus que tienes que decir nueve veces, cada hora para nueve horas. Según el hinduismo, hay una oración que tienes que decir a Krishna 84 veces a dentro de una hora.
He hecho los dos pero siempre me pierdo en la oración....olvido los números y la matemática me derrota.
¿Cómo me voy a prestar bastante atención para contar siete piedras.....no seis, ni ocho, tampoco cinco de tamaño grande....si hay un diablo en me presencia?
nb. perdóname si estoy matando la bonita idioma castellano.....no so española pero hago lo que buenamente puedo.
El Pinar -
Gracias.
volandovengo -
Pablo -
Agar e Ismael edificaron la Kaaba y en ella engastaron una piedra negra, luego, dieron siete vueltas en torno al monumento.
Entonces, el ángel Gabriel los condujo al Valle de Mina, dónde se les apareció el diablo: ¡Tiradle piedras! ¡Tiradle piedras!- aconsejó el ángel. Así lo hizo Agar, lanzándole siete y el diablo desapareció; por dos veces volvió el diablo y, cada vez, Agar, le lanzó siete piedras.
Es la leyenda de cómo se fundó la Meca y la Kaaba. En la ciudad de La Meca, antes de finalizar el siglo VI, nació Mahoma. Al morir su padre, Mahoma, era un niño cuya única herencia consistía en cinco camellos, unos cuantos corderos y una esclava.
Salud