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volandovengo

El metro de Granada

El metro de Granada

En Granada nunca se deberían haber quitado los tranvías. Los de mi quinta y mayores nos acordamos cómo recorrían las calles de la ciudad con su destello amarillo y su traqueteo eléctrico. Con el tranvía nos subíamos a Cájar o a Huétor Vega, donde mi abuelo jugaba cartas y bebía chatos, o a Guéjar Sierra, al Charcón, donde comenzábamos nuestro paseo campestre o nuestro baño en las gélidas aguas del San Juan.

En Granada nunca se deberían haber quitado los tranvías. Como no se deberían haber embovedado los ríos. Como no se deberían haber removido las tierras de la laguna de las Yeguas. Como no se debería haber atentado contra nuestro patrimonio, contra nuestros artistas y nuestros pensadores.

Ahora nos prometen el metro y lo que obtenemos, por ahora son socavones, cortes en las calles, embotellamientos continuos.

El metro llegará, sin embargo, como ha llegado a Sevilla (¿después de 40 años?). Tan sólo espero que haya merecido la pena el levantamiento obrero por su futuro paso; espero que haya merecido la pena nuestra paciencia; espero que haya merecido la pena el presupuesto millonario que se ha invertido (y lo que queda); espero que haya merecido la pena el triunfo perentorio y medallístico que ya se está colgando más de uno.

A vuelapluma, le pediría al metropolitano de Granada que sea asequible a todos, que su precio sea competitivo con otros medios de transporte; que pase con asiduidad y no desfallezcamos en sus paradas; que sea rápido y no desfallezcamos en su interior, que no sea más efectivo coger el bus o ir andando; que tenga paradas estratégicamente útiles; que no entorpezca la dinámica de la ciudad, en su caso, tanto peatonal como automovilístico; que abra un importante cupo de contratación; que sea cómodo; que sirva para embellecer la ciudad; que se expanda por otras zonas (si funciona todo lo anterior)...

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