El arte y las cabras
Granada, por suerte, pero por desgracia, es una tierra de creadores, un pozo de iniciativas. Digo “por suerte” porque no hay mañana que no amanezcamos con un nuevo logro ciudadano, con un apunte novedoso en la agenda de los días, con varias propuestas diferentes. Digo “por desgracia”, pues a la vez que brotan estas novedades acaban sin madurar.
Y, no sólo no tienen fin, sino que carecen de cuna. Son ideas bastardas por falta de apoyo y de apuesta. Son utopías porque las hacen inviables e increíbles.
En tierra de pastos, la hierba no crece cuando pasan las cabras. El ganado caprino es duro y empecinado. Son cortacéspedes naturales. Como los hunos, devastan todo a su paso. Se elevan sobre sus patas traseras para alcanzar cualquier brote, sin temor a las púas o la ponzoña que utilizan algunas plantas para defenderse.
Los pastores, conscientes de su atropello, no repiten un mismo lugar donde pastar y dividen los prados en varios triángulos concéntricos, de modo que cuando regresan nuevamente al lugar de partida, éste ya se ha recuperado.
La zona finalmente acaba infructuosa.
En nuestra ciudad, en general, baste que brote algún conato artístico para que aparezcan las cabras y le corten la cabeza y las yemas.
5 comentarios
volandovengo -
Mario -
volandovengo -
Hay algunos, sin embargo, que se revuelven y le echan (con ache) pasión y garra y logran sobreponerse a las cabras. ¡Benditos sean!
Raul -
1/4 de erizo -