Un conductor simpático
No soy yo quien lo dice, muchos de los usuarios coincidimos, cualquier foráneo que quiera reconocer y experimentar la tristemente famosa mala follá granadina sólo tiene que subirse a un autobús urbano y observar el carácter y los modales de su conductor.
Puede que sea difícil de conseguir que prácticamente ninguno se libre. Parece que hacen un test de simpatía antes de otorgar definitivamente el trabajo y, si por casualidad, lo superan no son contratados.
Llevamos un tiempo con conductoras en determinadas líneas. Ellas, en su mayoría, por la experiencia que he tenido, se salvan de esta lacra. Aunque no sé lo que durarán.
En otras profesiones se puede observar también esta característica, como en las cafeterías o el funcionariado. Siempre en puestos de atención directa al público donde las caras, los gestos y las contestaciones son dignas de batir record o de ser enmarcadas, otorgándoles el premio a la sequedad y arruinarle el día al usuario en cuestión.
Una vez hallé un conductor simpático, no sólo con buena cara, sino con respuestas bondadosas y gratuitas. Coincidí con él tan sólo tres o cuatro veces. Después no lo vi más, y eso que me muevo bastante en el transporte urbano. Supongo que lo habrían expulsado del cuerpo de conductores por no observar debidamente la primera regla.
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