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Duelo de pianos en el Corral

Duelo de pianos en el Corral

Los veranos del Corral. XI Muestra Andaluza de Flamenco

Es necesario, a estas alturas, se mire por donde se mire, refrescar el flamenco con  otros aires. Siendo el flamenco una cultura viva que evoluciona con los tiempos, que se embadurna con los pólenes de cada primavera, que se expande en los sentimientos de todos los aficionados, es dable que se preste a la experimentación.

Hace bastante tiempo que el flamenco tuvo un tácito hermanamiento con el jazz. Una fusión tan natural como legítima, que vemos manifestarse sobre todo en el mundo de la guitarra. Desde el maestro de Algeciras hasta los jóvenes concertistas, pasando por los almerienses Tomatito y Niño Josele, es inconcebible separar estas dos corrientes.

Paralelamente, las incursiones pianísticas de Chano Domínguez o David Peña ‘Dorantes’, entre otros, no dejan ninguna duda a esta realidad: el flamenco y el jazz (o el blues) son dos caras de una misma moneda. Su nacimiento, más o menos es el mismo, la queja y la manifestación popular.

Dentro de la programación de “Los veranos del Corral”, aunque fuera del ciclo, tuvimos la presencia este lunes de una banda de fusión, capitaneada por el pianista Sergio Pamies, brindándonos un concierto extraordinario. El tema “Borrachito”, principia la noche. Los dedos sensibles de Sergio Pamies nos transportan a una dimensión difícil de abandonar. Llaman la atención la sincronización de los dos percusionistas, ‘El Moreno’ y ‘El Cheyenne’, que pronto, con Diego, serán tres. El contrabajo de Guillermo Morente, poco habituado a la corriente flamenca, se convierte en un instrumento de precisión, con destacados solos. El cante de Sergio Gómez ‘El Colorao’, bracea a la perfección  en estas aguas. Voz que estremece sin par el la farruca lenta, tratada como balada, que a continuación se muestra. Para la versión de “Sólo quiero caminar” de Paco de Lucía, se requiere la trompeta del cubano Eric Sánchez, que hace un particular remedo de la sonanta. Hasta aquí se aprecian algunos titubeos y una improvisación que cada vez estará más programada (una de las señas de identidad del jazz).

Diego Amador, como artista invitado, presta también algunas piezas de sus grabaciones y aporta su voz, su piano y a su hijo, del mismo nombre, que se une a la percusión. La “Soleá del Churri” pertenece a “Piano jondo”, el trabajo discográfico de Amador en 2003. El duelo de pianos es impresionante y puede que irrepetible por la recreación del momento.

Diego Amador, acompañado exclusivamente del piano de Sergio, se pasa al micrófono para cantarnos una taranta muy gitana, muy camarona, mostrándonos el artista completo que lleva dentro (también toca la guitarra y el bajo). “Entre Amigos” viene a ser una soleá que le da nombre al disco de Pamies, a lo que le siguen las bulerías de Diego “¡Vivan los gitanos!”, donde baquetea con arte las cuerdas del piano, como ya le hemos visto hacer otras veces, y cierra la noche, próximo a los tangos, “Callados pensamientos”, que ocupa el tercer corte en el disco del pianista granadino.

* En la foto (de derecha a izquierda y de arriba abajo): Sergio Pamies y Diego Amador.

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