Manolo Caracol con alfileres
Curso de Flamenco en honor a Morente
El programa “Flamenco y Universidad” se hizo menos popular y más académico. Desde la jornada del martes, el Curso pasó del teatro Isidoro Máiquez al Taller de María Zambrano, también en el centro cultural “Memoria de Andalucía” de CajaGRANADA, con un aforo de poco más de cincuenta plazas, lo que limitó su asistencia exclusivamente a los alumnos.
Bajo el título “Dedicado a Manolo Caracol, en el centenario de su nacimiento”, se impartió una charla que poco tenía que ver con el cantaor sevillano. El profesor Miguel Ángel Berlanga Fernández fue el encargado de glosar someramente la vida de Manuel Ortega Juárez, al que Chacón llamaría “El cantaor del siglo XX”. El ponente reafirma este calificativo, y se remonta al concurso de 1922 en Granada, cuando, junto con ‘El Tenazas’, se alza con el primer premio, con cantes de Silverio. Desde ahí, se da una relación de fechas y acontecimientos (43, creación de la Zambra; 58, grabación de su “Antología; 72, último trabajo discográfico) hasta su muerte en Madrid (1973), para sugerir que estos datos se pueden encontrar fácilmente.
“La musicología del flamenco” fue en realidad la ponencia central de ese día, en lo que Berlanga es especialista. También esta lección fue breve. Acuciado por el tiempo, y por el recital que a continuación ilustraría el tema, el profesor se limitó a dar unas directrices, las líneas de investigación por las que él opera y se destinan sus trabajos. Como buen ponente universitario, las citas bibliográficas no podían faltar. Así, salpicó sus veinte minutos de exposición con estudiosos del folklore y las esencias musicales, como pueden ser Hipólito Rossy, Manuel García Matos, García Gómez, los hermanos Hurtado, Vicente Marrero, Lola Fernández o los músicos Faustino Núñez y Norberto Torres, desde Almería. Estos autores lo acompañan en sus clases y trabajos. Un dato significativo fue al afirmar que entre los cursos que imparte de esta misma materia (“cada vez menos folklore y más flamenco, por la demanda”) más del cincuenta por ciento del alumnado son extranjeros.
Para terminar (o como punto de partida) propuso tomar los palos flamencos desde su creación y emparentarlos con los de igual compás, las estructuras flamencas de los cantes e ilustrándolo con grabaciones sonoras. Comenzando por los fandangos y su familia (granaínas, malagueñas, cantes de levante), pasamos a los tanguillos (tangos, tientos, habaneras) o a las zambras granadinas, como el mejor ejemplo de continuidad histórica y folklórica, quizá igualado con el barrio de Santiago en Jerez.
El profesor terminó apostando por la renovación del flamenco y su mestizaje con el jazz o con el rock que lo enriquece y le abre fronteras.
Como remate de la noche, tuvo lugar un recital los cantaores más veteranos de Granada: el Niño de las Almendras y Elisa la del Horno, natural de Aldeira, que se impuso como otro homenaje. De forma que, un curso en honor de Morente, que se dedica a Caracol, se homenajean a dos flamencos. Como guitarrista, Carlos Zárate, hizo verdaderos malabarismos para adaptarse a las formas de estos cantaores. Elisa andaba perdida, desafinaba y no encontraba el tono. Destacó sin embargo en la granaína y media. El niño de las Almendras está más en forma. Domina las seguiriyas y la soleá. Hace agradable su entrega, aunque entra y sale cuando quiere.
* Ignoro de quien es la ilustración.
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