La India
Ayer inauguró una exposición David Zaafra, como resultado de un viaje a La India. Me confesaba, que los personajes que él ha pintado pueden ser muy bien gitanos del Sacromonte, "si le quitas el turbante", aclaró. "Y el pedazo mostacho", apunté.
Zaafra, está acostumbrado a pintar el flamenco y el gitano (tiene una obra inmensa dedicada a este tema, además de cientos de carteles).
Pero no se ha quedado en eso. David se ha atrevido con El Quijote, Washington Irving, la Alhambra... (o la Alhambra, Washington Irving, El Quijote... se han atrevido con él).
Ha viajado mucho y ha enriquecido con ello su pintura. Es increíble su serie sobre Marruecos (¿también gitanos?). En Nueva York, en la Zona Cero, incluyó en un gran graffiti la cara universal de Camarón.
Pero los viajes de David Zaafra son hacia el interior. El interior de sí mismo, por eso no hace falta que se mueva del sillón, por eso hace falta que recorra, que se beba literalmente, miles de kilómetros. Porque, el viaje más importante, es hacia el interior de los demás.
Zaafra no retrata a personas, retrata sensaciones, pensamientos, estados de ánimo, caracteres.
Mi niño me acompañó a la exposición. Dio una vuelta rápida, lo vio todo y quiso marcharse. Hablé con él y le comenté que una muestra de pintura es algo más. Supone ver cada cuadro por fuera y por dentro, ver la técnica y la pincelada, pero ver también la intención del pintor. Hay que descubrir también la coherencia del conjunto y el ambiente de los personajes, del exotismo en este caso, etcétera.
Muy bien, pero vamos, decía tirando de mi mano. Está bien, me rendí, pero otro día vengo yo solo. Ante la amenaza de no compartir mis cosas con él, claudicó unos diez o quince minutos más, en los que le estuve explicando algunas cosas.
Casi al final, le pregunté qué cuadro le gustaba más. Éste, dijo sin ningún titubeo. Es el mismo que me gusta a mí, reconocí. Y, me extrañó, porque muchos eran más llamativos, montados sobre enormes relojes o en espejos o con molduras de elefante.
Después nos fijamos en el listado. Era el lienzo más caro de toda la obra.
Al decírselo a David, con ojo de entendido, alabó la decisión y buen gusto de Juan.
(Tengo con David pendiente alguna colaboración, pero no encontramos el momento, porque los temas nos sobran. Quizás ese sea el problema.)
* Montaje con tres obras de la exposición.
7 comentarios
volandovengo -
Lara Cano -
Lara Cano -
Hace dos viernes fui con una amiga granaína al Centro Cívico Besos (Barcelona) con motivo de una exposición de El Niño de las Pinturas. Al llegar al centro, pudimos apreciar cómo pintaba en vivo uno de sus grafitis.
El caso es que pintó, sobre un paisaje sacramontano, el rostro de una gitana que a mí me resultaba profusamente familiar (familiar en mi imaginario flamenco). Entonces caí: ¡Judea Maya! El parecido era asombroso. Así que, cuando terminó la obra, me acerqué a preguntarle si se había inspirado en alguien para su creación. Lo que me asombró entonces fue su respuesta: "Pues si quieres que te diga la verdad, me he inspirado en una niña y me ha acabado saliendo una mujer". ¡Vaya! No pude despedirme, no obstante, sin manifestarle el parecido de la niña adulta con la hija de Manolete. El asombrado de nuevo fue él: ¡No sé quién es, pero pienso buscarla por internet!
¡Saludos, Jorge!
Isidoro Pérez -
David capta la expresión, la quietud, la reflexión, los rasgos: la piel curtida, las arrugas, el pelo...
David expone sensaciones, sentimientos... y sutileza...
David ha sustraído la India para nuestro placer.
Manuel Aresti -
volandovengo -
David -
Efectivamente tenemos que seleccionar ese tema...
Un fuerte abrazo. David