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El baile telúrico de Vero ‘La India’

El baile telúrico de Vero ‘La India’

Patrimonio Flamenco

Como ese viento que se alza de improviso y levanta remolinos hasta ser un vendaval; como ese vino que nace directamente de la tierra, que prensa las uvas y, sin más pretensiones, fermenta en la cava. Así es el baile de Vero ‘La India’. Pasional, brioso, seductor, espermático.

Una sola idea rondaba mi cabeza al salir el sábado de La Chumbera: este baile no se debe perder, la dulce violencia de la danza sacromontana debería tener marchamo de origen. Es un baile analfabeto, si se quiere, pero su enraizamiento destila esa dulce violencia que llega a estremecer.

Vero abre la noche con unos tarantos, que terminan por tangos. Su sello está claro. Su sello es la ausencia de sello, que hace, como en una ceremonia de trance, que el baile se apodere de la bailaora.

La gitana tiene presencia, tiene cuerpo, tiene expresión. Es un torbellino que llega a agotar. Sus jadeos, sus silencios, no son más que un amago para retomar el esfuerzo, para multiplicar su vigor.

Hace mutis con frescura, sin embargo, mientras sus músicos ofrecen malagueñas, rematadas con fandangos del Albaicín, cantadas por Juan Ángel Tirado. Emilio propone una espléndida granaína con la guitarra, que quizá se alarga demasiado. José Fernández comienza unas bulerías bambineras, que terminan siendo el “Ten cuidao” de Mayte Martín, aunque bastante alejado de la cantaora catalana.

‘La India’ vuelve para brindarnos su último baile. La soleá por bulerías no deja indiferencias. Convence o convence. Se puede ahondar en la técnica, en el estudio, en el ensayo, pero no en el sentimiento y en la sangre. Se puede ser más bailaora pero no más montuna, no más telúrica.

* Foto de archivo (© Gabi Pape).

2 comentarios

volandovengo -

Sí, hay que verla.

Lara Cano -

¡Joé, qué bueno! Me lo/la apunto :)