José Manuel Cano
La guitarra en Granada
Me descuido. Otras obligaciones, u otras pasiones, hacen que dilate algunas propuestas. Hace ya una semana que tuvo lugar el encuentro de José Manuel Cano en la sede de la Asociación de la Prensa para hablarnos de su vida como guitarrista y darnos unas pinceladas de su arte, haciendo un recorrido por los años de su recuerdo.
Lo que más se ha destacado durante toda la charla fue el nexo imborrable de ser hijo del guitarrista y catedrático Manuel Cano Tamayo. Tampoco se pudo pasar por alto su formación clásica y su continua actividad investigadora.
En Granada existen quizá dos escuelas bien definidas de guitarristas. En un primer lugar está la escuela sacromontana, cuyos máximos exponentes son la familia habichuela, los hermanos Cortés, los Marote, Emilio Maya, Luis Mariano, etc. La segunda escuela, más reducida, la encabeza precisamente, hoy por hoy, José Manuel Cano. En la que también están, con un reconocido prestigio, Miguel Ochando y gran parte de sus seguidores, y Ramón del Paso, por ejemplo. A estas dos escuelas se le puede añadir otra última, posiblemente más experimental y abierta. La forman la mayoría de los guitarristas jóvenes que quieren abrirse camino en la ciudad de la guitarra. Decir nombres es olvidar muchos otros, pero a favor de la difusión y referencia, es necesario acordarse por ejemplo de Rubén Campos, Marcos García ‘Palometas’ o Jorge Sánchez ‘El Pisao’.
Camino independiente, para afinar en esta relación, podíamos hablar de David Carmona. Su labor creativa, tras los pasos de Manolo Sanlúcar, hace de su carrera una raya transversal y en el mundo que planteamos.
José Manuel Cano, de profesión médico, lleva tocando la guitarra de forma autodidacta desde los cinco años, dando su primer concierto en Madrid a los nueve años. Aprendió, como es natural, de su padre y sus contactos. Cuenta que a su casa del niño pasaban todos los guitarristas y cantaores de la época. Siendo algo habitual la representación espontánea.
A los 13 años, después de haber actuado en Peñas diversas y haber realizado primera gira en solitario por Japón, acompañó al maestro Mairena. Es un recuerdo imborrable. Más sabiendo que Mairena era difícil de arropar.
Como su padre, sus interpretaciones se centran en el mundo granadino, sus temas pasan por granadinas, soleares, zapateados o tangos, además de multitud de temas de composición propia. A parte, también es un gran continuador de la obra que dejó su predecesor, como la adaptación a guitarra de las canciones populares recopiladas por Federico García Lorca. Muestra de ello la tuvimos en directo con Anda jaleo con ritmo de bulerías. Su influencia clásica pasa también por compositores locales como Ángel Barrios. Con su obra Zacatín comenzó su muestra en la velada.
El amor por el clasicismo y por estos autores le llevaron a grabar un disco llamado Canciones para voz y guitarra, donde la voz lírica de la soprano Carmen García está arropada con temas básicos del acompañamiento flamenco.
Otras interpretaciones de la noche para tener en cuenta fueron unas granadinas rematadas con alboreá, tarantas o, sobre todo, las rondeñas de Ramón Montoya, las que, según el intérprete, nadie ha llegado a superar. Una tarde inolvidable por la sensibilidad y, sobre todo, por el ambiente familiar creado.
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