Más solidaridad
Gala benéfica de la Asociación de Parkinson
Recientemente hablé del festival benéfico “Ayudemos a Carolina”, donde un grupo de flamencos se volcaba con su arte por una buena causa. Los problemas por desgracia se suceden y los achaques siguen ahí hasta la solución definitiva, si la hay, si se encuentra. Mientras tanto, colectivos e individuos, asociaciones y familiares, hacen lo posible (a veces lo imposible) para dar pasitos de esperanza.
Las enfermedades difíciles, las llamadas raras, el sida, el cáncer, el alzheimer, el parkinson… necesitan ayuda, precisan atención. Por no hablar de las guerras, los desastres naturales o el desarrollo sostenible (¿insostenible?).
Somos vulnerables y, querámoslo o no, sólo nos tenemos a nosotros mismos para retroalimentarnos con nuestro esfuerzo, para hacer la sombra de nuestro futuro un poquito más larga.
El sábado, 16 de abril, Fuensanta La Moneta se calzó vestido y tacón y acudió a la llamada de la solidaridad para apoyar a la Asociación de Parkinson de Granada; a pesar de estar recién llegada de Málaga, a pesar de haber estado dando un curso agotador durante varias horas al día.
Fue un espectáculo completo y entregado. No por ser altruista iba a ser simplemente de cumplido o de muestreo. Al contrario, la actuación fue redonda y agradecida. Incluso, el cuadro que la arropaba, salvo uno de los cantaores (Juan Ángel Tirado), llegaron de Sevilla para la ocasión. Así, Enrique El Extremeño al cante y los hermanos Iglesias, Miguel y Paco, a la guitarra, contribuyeron al éxito de la noche.
Lo de la noche es un decir, porque la función empezó a las 19,30 (tempranero para la ciudad de Granada) y acabó todavía con luz.
Para mí fue una sorpresa de gusto y emoción. A pesar de mi incondicional apego hacia esta bailaora, mi reconocimiento va ensanchándose como un mar de aceite y el estremecimiento que me produjeron sus intervenciones, sobre todo la soleá, no lo había experimentado desde hacía bastantes meses.
Un comienzo por granaínas sirve para establecer sus distancias. Ya no es una bailaora impetuosa (o no sólo eso). Ahora es reflexiva, llena de silencios, de propuestas y sugerencias. El tacón golpea en su momento y la punta rasguea la escena puntosuspenseando un todo armónico. Los pies no son la base, sino un complemento, que, junto a las manos, los hombros y las caderas, están supeditados a los ojos, que no son más que los carbones encendidos del pensamiento del arte puro que esta granadina destila.
Entre baile y baile, los músicos introducen algunas piezas como para asegurar la respiración. Desde los abandolaos primeros, incluyendo los fandangos lucentinos y los de Frasquito, hasta los martinetes finales, que comienzan con un preciosista cante de trilla, toná y martinete.
La segunda entrega de La Moneta es la soleá anteriormente aludida. Una soleá densa y concentrada, con un tempo lentísimo y lleno de razón, donde la bailaora escucha y baila cada nota, cada eco, sin ocultar nada, porque quien rebosa verdad no tiene nada que esconder.
La farruca, que aborda con pantalón y chaqueta corta, y la seguiriya, con la que se despide, aunque conocidas de otros escenarios, son igualmente eficaces y agradecidas. El mejor momento de la temporada, como digo, después de asistir a bastantes espectáculos.
* Foto de Ana Palma en el Festival de Jerez 2009 para deflamenco.com
2 comentarios
volandovengo -
Pinar -