Horror vacui
No es un mito. No es la primera vez que le pasa. El hombre tiene un papel en blanco frente a sí y una pluma enristrada a la derecha. Un vacío que llega a doler. Un horror vacui que se trasmite desde el folio a la mente o viceversa. Nunca son tan lentos los minutos. El tiempo pesa como si tuviera volumen, la masa de los segundos. El oído del hombre se agudiza. El tráfico en la calle, alguna sirena lejana, conversaciones anónimas, una mosca que aletea insistente en el cristal, un aparato eléctrico en la cocina, tal vez el frigorífico, el goteo continuo aunque pausado de algún grifo, hasta el estallido de sus propios pensamientos resuenan como en sala vacía.
De pronto una idea original comienza a deletrear palabras, a hilvanar frases amontonando párrafos. Y el papel que era blanco acaba por crear un escritor.
2 comentarios
volandovengo -
Alberto Granados -
Entonces es el horror a la propia apatía, a algo tan invasivo como la bulia...
Menos mal, que es algo que, por expeirncia sé que va y viene.
AG