Blogia
volandovengo

La trascendencia del haiku

La trascendencia del haiku

Una de las características del haiku es su intrascendencia. El haiku es una estrella fugaz, el paso de una mariposa, una campana lejana. El haiku es objetivo, es una imagen, una instantánea, ausente de pasión. No pretende ir más allá de lo que dictan las palabras que le pertenecen. Carece de pensamiento abstracto.

Ahora bien, puesto que convenimos que el haiku está concatenado directamente con el budismo zen y con sus enseñanzas, con la mente del poeta y con su necesidad de contar agradando, no hay más remedio que hallar un punto de relevancia en el poema.

La poesía oriental no es tan evidente para nosotros. Es simbólica, aunque no por ello vamos a restarle profundidad. El simple hecho de concentrar un chispazo visual en diecisiete sílabas; el simple hecho de tratar la naturaleza en un plano intenso nos lo demuestra. Para Blyth, estudioso de la poesía japonesa en el Reino Unido, cuando se toma una cosa todas las cosas se toman con ella. “Una flor es la primavera; una flor que cae contiene la totalidad del otoño…”.

Así, esta característica de profunda trascendencia, la podemos encontrar en versos clásicos de los primeros haikuístas, en traducción de Antonio Cabezas:

Que ya es verano 
no le digas, tormenta, 
a los cerezos.

(Sogi, 1420-1502)

Aunque haga frío 
no te arrimes al fuego.
Buda de nieve.

(Sokan, 1465-1553)

No tiene nada 
mi choza en primavera.
Lo tiene todo.

(Sodo, 1641-1716)

El occidental, en cambio, necesita dotar el haiku, como toda la poesía de nuestra latitud, de un carácter trascendente y filosófico, de un guiño o un doble sentido, proponiendo más de lo que se dice, diciendo más de lo que se propone, entroncado sutil o manifiestamente con la filosofía, ideología o sentimientos del poeta:

Los que caminan
sobre ríos de vino
a veces flotan

(Rincón de haikús, Mario Benedetti)

Dos tazas vacías
en la mesa de fondo
guardarán el secreto.

(Nicole Lafourcade)

Patera y balsa.
De Marruecos a Cuba,
la vela es parca.

(Villarino de los Aires, 1944, José-Miguel Ullán)

Siguiendo estas tradiciones, me atrevo a insertar:

Indiferente;
se desprenden las hojas
sin hacer ruido.

* Benedetti en la foto.

2 comentarios

volandovengo -

Gracias, B. Fue una suerte de sensación.

B -

Me encanta "se desprenden las hojas/ sin hacer ruido"