Redundando en la teoría de los contrarios
Hace varios años, en este mismo blog, publiqué Una aproximación a la teoría de los contrarios donde quería justificar los extremos comparándolos con su antagónico.
Nada existe, pienso, sino lo opuesto. Nada es verdad si algo no fuera mentira.
Durante milenios los budistas simbolizaban con la dualidad del yin-yang el principio pasivo o femenino frente al activo o masculino, el negro y el blanco, la noche y el día...
Platón, y en los diálogos socráticos, afirmaba que cada ser desea a su contrario, su complemento, y no aquello que es igual él. Así, lo que es seco necesita la humedad, lo que es frío, necesita el calor, lo que es amargo, necesita la dulzura, lo que es agudo, lo embotado, lo que es vacío, la plenitud, lo que está lleno, necesita el vacío y lo mismo ocurre con todo lo demás. Porque el contrario se alimenta del contrario, mientras el parecido no gana nada con el parecido.
Según los Upanishads (libros sagrados hinduistas), el espacio y el tiempo son emanaciones de Brahmán cuyo ser es un más allá del espacio y del tiempo. ¿Por qué? Por la alegría de creación. ¿Por qué hay el mal? Por la alegría de superarlo con el bien. ¿Por qué hay la oscuridad? Para que la luz pueda brillar más intensa. ¿Por qué hay el dolor? Para hacer posible la alegría de superarlo, la alegría del sacrificio por amor. ¿Por qué la creación e infinita evolución del universo? Porque en el fondo todo es amor, y amor puro es pura alegría.
Borges, cuando concibe en Ficciones el universo de Tlön y comenta sus caracteres identitarios, al hablar de los usos literarios, afirma que Los de naturaleza filosófica invariablemente contienen la tesis y la antítesis, el riguroso pro y el contra de una doctrina. Un libro que no encierra su contralibro es considerado incompleto.
En Los orígenes del Pensamiento en el Niño, Henry Wallon escribe que el pensamiento se forma en parejas. La idea de «blando» no se forma primero ni después que la idea de «duro», sino que ambas se forman contemporáneamente, en un encuentro generador: El elemento fundamental del pensamiento es esta estructura binaria y no cada uno de los elementos que la componen. La pareja, el par son elementos anteriores al concepto aislado.
Entre sus Máximas, François de La Rochefoucault, sentencia que Las pasiones engendran a menudo otras que son sus contrarias: la avaricia produce a veces la prodigalidad, y la prodigalidad la avaricia; somos firmes por ser débiles, y audaces por cobardía.
Ahora leo que, en Gramática de la fantasía, Gianni Rodari propone el «Principio de oposición», que fundamenta en la «Teoría de la forma y de la figuración» de Paul Klee cuando escribe que el concepto es imposible sin su oponente. No existen conceptos aislados, sino que por regla son «binomios de conceptos».
* René Magritte, Al Gravitar Rodando.
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