Sobre la crítica
La palabra en sí es harto delicada, por llamarla de alguna forma. La ‘crítica’ tiene una mala prensa popular, decidida y, en cierto modo, coherente. A nadie le gusta que se evalúe su trabajo, máxime si es un trabajo en el que se ha puesto todas las expectativas, que se ha hecho de todo corazón y en el que se han invertido más horas y más energías de las que uno tiene.
El otro día, en una reunión del colegio, me comentaba la tutora de mi hijo de nueve años, que ella ponía en la pared, después de un dictado, por ejemplo, un cuadrante de autoevaluación, y que el alumno se colocaba la nota que consideraba apropiada a su escrito. Sin lugar a dudas, todos los niños sobrepasaban el siete, decía Cristina. Después, corregía los trabajos con cada alumno e iban entre ambos razonando la calificación real. El niño reconocía, en su caso, que más de un seis no podía tener, incluso insuficiente. Lo veía razonable y él mismo bajaba su baremo.
La crítica es importante. Es importante para el artista que analicen su obra y la pongan en valor; que alaben lo bueno y detracten lo deficiente. Siempre ha habido árbitros y observadores que contemplan el estado de las cosas y razonan, en ese amplio abanico que es el arte (ese jardín de caminos que se bifurcan), por dónde queda el norte (siendo conscientes de que el norte no es un punto sino una dirección). El artista, si tiene cabeza (elemento fundamental) debe atender la crítica y hacer análisis de conciencia y, si acaso, leer entre líneas o, en un momento dado, desecharla casi por completo. Puede comparar los escritos de varios analistas y, si dos o más coinciden, debe pensar que algo pasa y autoevaluarse, como mi hijo y sus compañeros.
También es bueno para el espectador que una pluma de autoridad le informe de lo que hay, de lo que ha pasado y por qué. Quien ve un espectáculo o lee un libro y después atiende la reseña enriquece su visión o corrobora su pensamiento o difiere en algún punto o recapacita sobre sus apreciaciones.
La opinión contrastada, la opinión del ‘experto’ está ahí como un bien social e individual para que la lea o la aproveche quien quiera.
Y por qué son expertos. Porque llevan muchos años formándose en esa disciplina; porque conocen el trasfondo, el fondo y la superficie de ese arte; porque se mueven entre bambalinas; porque observan con los cinco sentidos; porque analizan cada detalle y saben leer entre líneas; porque, en la medida de lo posible, han practicado, de una u otra forma, el arte del que tratan; porque, desde que empezaron su labor de críticos, lo han visto todo y más referente a su disciplina y tienen una gran percepción comparativa; porque conocen el paño y, grosso modo, la trayectoria de los artistas a quienes se dedican; porque saben comunicar de manera clara sus pensamientos; porque empatizan con el público espectador.
La crítica (que, para quitarle yerro, llamamos ‘crónica’, ‘reseña’ o simplemente ‘artículo’), por otra parte, debe ser respetuosa y positiva. Conllevará las tres características que en realidad debe cumplir toda noticia o programa que se precie: formar, informar y entretener.
La cortedad de algún actuante o creador se revela ante el crítico y dice: “quién es nadie para decir si mi obra vale o no vale; acaso sabe tocar la guitarra, acaso pinta o modela mejor que yo, acaso ha sentido el vértigo del escenario, acaso se le ha ocurrido una idea parecida a la mía…”.
Pero una cosa es tener vista y otra es tener visión. En el peor de los casos se puede pensar: “que escriban sobre mí, aunque sea malo”. Pero, de forma inteligente, cualquier individuo que exponga sus credenciales debe estar orgulloso de que alguien opine con sinceridad de su obra, con esa objetividad que otea desde la sabiduría, el aprendizaje y el consejo.
Podía poner cien ejemplos, pues llevo una decena de años ejerciendo de crítico de, pero haré referencia a un episodio habitual. Un valor aritmético del artista es la humildad y la asunción de las opiniones ajenas. Muchas veces, y no siempre por escrito, me he dirigido a un flamenco y le he dado una opinión puntual. Él lo ha agradecido, diciendo que ‘todos’ lo felicitaban por algo de lo que dudaba, hasta que vine y calculé los errores, no decidió cambiarlo.
3 comentarios
volandovengo -
Gracias, Toni, por tus palabras de apoyo (máxime viniendo de un artista como tú). Es agradable, además de ser leído, mi trabajo sea dino de admiración.
Toni el gitano -
B -