Curiosas desviaciones (con la a)
Desde hace algún tiempo encontramos palabras, popularizadas por los mass media, que definen usos (o abusos) cotidianos. Estos términos, la mayoría de nuevo cuño, nos acerca a la exactitud de los conceptos.
Me gustó en su día el término sueco Ombudsman que quiere decir ‘defensor del pueblo’ y que El País y otros periódicos lo utilizan verosímilmente como ‘defensor del lector’.
Lamentablemente también conocemos el vocablo inglés bullying para referirse cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada. Cuando este acoso se produce a través de las redes sociales se conoce como ciberacoso.
Selfie es la palabra inglesa para referirse a las fotos tomadas por uno mismo con el móvil alejado o frente al espejo, con más o menos ropa.
El balconing, castellanizado como ‘balconismo’, es una práctica entre los jóvenes que se hizo notar en el verano de 2010 en España y que consiste en saltar entre los balcones de un hotel. (A veces tienes sólo una oportunidad para practicarlo.)
El crowdfunding sirve para financiar trabajos culturales a través de la red por donantes anónimos.
Así podíamos seguir hasta hacernos un enorme glosario, que no es mi actual intención, pero me hace recordar cientos de voces que compilé en su día para definir las más diversas parafilias.
Dada la abundancia, e incluso la inutilidad de citarlas todas, me acojo a la primera letra de nuestro abecé y redacto algunos términos harto curiosos:
La actirastia es la excitación sexual proveniente de la exposición a los rayos del sol. Y la albutofilia es la excitación proveniente del contacto con el agua. Siendo la alveofilia el gusto de tener relaciones sexuales en una bañera y la amomaxia, realizar la relación sexual dentro de un automóvil estacionado. (Recuerdo a los Inhumanos con su Qué difícil es hacer el amor en un Simca 1000.)
La altocalcifilia es la atracción por zapatos altos de tacón. Es una suerte de fetichismo que se asocia a prendas de vestir, en particular el de calzado de trágica altura, conocido también como retifismo.
La amaurofilia hace referencia al placer que genera vendarle los ojos a la pareja mientras se está practicando la relación sexual. Y la amiquesis se refiere al hecho de rascar a la pareja durante el acto sexual.
La antolagnia es la excitación por oler flores; la avisodomía es la relación sexual con aves; y la aracnofilia es el juego sexual con arañas (no sé si son Spiderman valdrá).
La autoasasinofilia es la fantasía masoquista de ser asesinado. Y Cela recoge en su Diccionario del erotismo la autonecrofilia, que denomina como el deseo de comportarse como un cadáver en las relaciones sexuales.
Por su parte, la autonepiofilia es el estímulo de utilizar pañales y ser tratado como un bebé.
Como vemos, hay una definición para cada uso, para los más rebuscados, y a veces me pregunto si no fue antes el vocablo y después lo que nomina.
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