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volandovengo

Derechos del niño

El jueves, 20 de abril (o sea, mañana) (a las 20’00), participo en una exposición colectiva de pintura y poesía en la sala de exposiciones de La General, en la calle San Antón. La muestra tiene un tema común: "Los derechos del niño". Mi poema (que lo publicaré próximamente en este blog) lleva por título Déjale que crezca.

Ahora que soy padre, desde hace casi dos años y medio, estoy más sensibilizado con un tema que nunca me ha sido indiferente. Me parte el alma cuando me llega la noticia de algún tipo de maltrato infantil, ya sea físico o sicológico. No concibo a los niños en la guerra (que si no nos pertenece a nadie, menos a ellos), me duele que los niños trabajen, es abominable la explotación sexual... pero lo que más me duele —si es que se puede baremar toda esta gama de aberraciones— es el maltrato físico. No creo ser de los que ponen la otra mejilla una y otra vez (entre otras cosas porque sólo tengo dos), pero sí me sumo a los que, en una guerra, se sientan en el suelo con los brazos cruzados esperando a que un tanque nos pase por encima. (Imagináos que hay una guerra y no va nadie, escuché una vez.)

Me pone la carne de gallina cualquier tipo de violencia —incluso el sado—, pero la agresión a un niño, sería, en su caso, la única condena que merecería la pena capital. Y si los violadores son sus progenitores, no necesitaría ni juicio previo. "¡A los cocodrilos!", como diría mi padre.

Hay, sin embargo, otro tipo de abuso, a veces consentido, casi siempre engañado, que lo tenemos increiblemente asimilado en nuestra sociedad. Me refiero al desplazamiento temporal de la edad infantil. A la explotación discriminada de los valores de nuestros hijos. La pretensión de mostrar las super dotes de los infantes. Deberían estar prohibidos determinados programas donde llevan a los niños para hacer que se derrame la baba y se llenen las carteras de sus papás. Debería estar prohibido exhibir a un niño hasta que no tenga uso de razón. (Los padres, generalmente, carecen de razón de uso).

A una niña de cinco años la hacen vestir de mantilla en una procesión y andar toda la tarde, a un niño de meses le compran la equipación del Real Madrid, a los hermanos gemelos los visten ridículamente de igual forma, encierran a unos niños sin motivo, obligan a una pequeña de doce años a cuidar a su abuela o a sus hermanitos... Esto sí que duele y no que Andalucía sea realidad nacional o nación realizada.

2 comentarios

volandovengo -

Es difícil olvidarse de esos ojos azules y esa kondición radikal. Me alegro que me busques en el blog. Yo, como buen internauta, visitaré el tuyo y llevaré pasteles.

mkarmen -

Hola!!! Soy Mª Karmen supongo que te acuerdas de mi. Es la primera vez que escribo en tu blog y he de dicirte que es muy interesante.
Yo tambien tengo otro blog es Programandoando espero que tambien lo visites.
Un saludillo y ya me veras por aqui de vez en cuando.