Blogia
volandovengo

Lagunas y otros continentes acuíferos

Augusto Monterroso, escritor guatemalteco (los gentilicios siempre son bellos), fallecido recientemente (2003), confesaba que tenía una cultura lacustre, o sea, llena de lagunas. Pensé, cuando encontré esa desnudez de espíritu un par de cosas, que yo recuerde. Primero: que no me lo creo, que el paño de un intelectual de la talla del genio del microrrelato no puede tener agujeros. Aunque ya se sebe, sólo sé que no sé nada. En segundo lugar pensé que si él tiene lagunas, yo tengo mares epicontinentales y, en algunas materias, verdaderos océanos. Después llegó Albert Einstein a salvarnos diciendo que todos somos ignorantes, lo que pasa es que no todos ignoramos lo mismo.

Reflexiono entonces: qué son las lagunas del intelecto. Yo no sé física cuántica ni entiendo de mecánica del automóvil ni miles de cosas que ni siquiera conozco de su existencia. Pero creo, hoy por hoy, que no me interesa saberlas. También soy un ignorante respecto al fútbol, a los deportes en general, y al cine. Y ésa si es una verdadera laguna, pués me gustaría saber de cine, de todo lo que concierne al mundo cinematográfico. El cine por dentro y por fuera. Sus técnicas, actores, películas, fechas, directores, fotografía, música, guionistas, productores... El tren del septimo arte no lo cogí, a cambio de otros vagones, y puede que de vez en cuando me arrepienta.

También desconozco por lo general el mundo de las plantas. Me gustaría distinguir las clases de árboles, sus hojas y la corteza. Cuándo dan frutos y si echan flores. El tiempo de su siembra, plantones e injertos. Cómo me gustaría distinguir el canto de los pájaros y hablar bien algún idioma... Pero no saber de fútbol, de deportes en general, para mí no es una laguna (como no conocer el rangos de los soldados). No me molesta más que dediquen quince o veinte minutos al fútbol en los noticiarios, en detrimento de la cultura casi siempre. Nada me estorba más que el mamotreto que ocupan las páginas de los deportes en los periódicos. Me gustan los lunes, cuando el deporte ocupa las páginas centrales del diario en forma de cuadernillo que puedes abandonar en cualquier papelera en el camino.

Quise entrar en una ocasión en un gimnasio, porque mi barriga crecía sin remedio, porque me dolían los huesos, porque me sentía oxidado. Fue entrar por la puerta, oler su aroma de sudor y esfuerzo, oír los jadeos de la superación, ver a la gente concentrada sufriendo o disfrutando, algún recien duchado saliendo por la puerta con el pelo engominado que rezumanba colonia de marca... y se me quitaron las ganas de entrar nunca más en un gimnasio.

4 comentarios

volandovengo -

Te tomo la palabra, bucanero. La montañita nos está llamando. Tú me muestras algunos pájaros y yo te daré el tostón con flamenco y con otros devaneos de mi panteón.

bucanero -

sobre los cantos de los pájaros te podría enseñar algo, si soy capaz de salvar la sensación de gili mientras los imito. Casi mejor una audición insitu, con bocata y cervecita, por alguna de esas veredas montañeras.
Respecto a músculos desarrollados, esa lengua tuya no la trabajan en gimnasios, y para sí la quisiera mas de un tonto con mallas.
En fin, me despido con una de nuestras frases recurrentes; "...tu si que sabes!!".
Saludetes

volandovengo -

Tienes razón. Nunca digas de esta agua no beberé. En realidad, el montañismo sí me va. He pasado mis mejores momentos leyendo y en la montaña (a veces coinciden).
¿Soy deportista?
En cuanto al Madrid o cualquier otro millonario en pantalón corto, no gracias.

Hueso -

¿Qué sería de la Sierra en verano, sin esas gozosas Laguna Larga o Laguna de la Mosca?

Las lagunas son necesarias y esenciales, para hacer altos en el camino y recrearse en ellas.

Un día, ya lo verás, hasta te interesarás por la alineación completa del Real Madrid.

No desesperes.