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Bordón de trapo

Bordón de trapo

Granada fue la cuna, la que descifró todos los secretos, la que enseñó con grandeza y respeto los entresijos de la guitarra. Granada es la tierra. Sevilla le mostró el ritmo, otro aire, otro sentir. Sevilla es el universo.

Miguel Ángel Cortés, nacido en la ciudad de la Alhambra en 1972 y afincado en la capital hispalense desde hace siete años, eligió su cuna para presentar en el mes de abril, acompañado de amigos y colaboradores, “Bordón de trapo”, su segundo disco de guitarra flamenca. (Su primer trabajo en solitario “Patriarca” vería la luz en 1998.)

“Bordón de trapo” consolida a Miguel Ángel como un gran tocaor solista, ya que como acompañante, para el cante o para el baile, ha demostrado con creces su altura. Tocaor habitual de Esperanza Fernández y Arcángel, también ha acompañado a Enrique Morente, Carmen Linares o José Mercé.

Comienza el disco con unos tangos sacromontanos llamados “Abadía”, donde el oficio y el pellizco se hacen notar. Continua con “Aljibe de madera”, bulerías que siguen el rastro del maestro de Algeciras, y con una soleá, “Mi llanto”, llena de sentimiento y jondura. “Viento del sur” es el tema cantado por Arcángel. Son unas originales alegrías, en las que toma al cantaor –como ocurrirá en el resto del trabajo- como un instrumento más. Sin salir de Cádiz, Miguel Ángel nos propone “Salaílla”, donde viste de luces unos tanguillos.

Esperanza Fernández, una de los ecos más flamencas del panorama actual, aporta unas bulerías con todo el arte que tiene Triana, donde se regodea con la famosa letrilla de “A tu vera”. “De Graná pa Sevilla”, el séptimo tema, es una creación flamenca con aires festeros y sabor a guajira, donde encontramos al mejor Cortés que derrocha técnica y sabiduría. “Media vida” son las seguiriyas, encaje de bolillos, que interpreta Carmen Linares.

El disco termina con la granaína que le da nombre. “Bordón de trapo” es un homenaje a la tierra del tocaor. Es de una sensibilidad extrema, donde no hay trampa ni cartón, solo el artista con la sonanta. Es la gloria con seis cuerdas.

La alternancia rítmica y el dinamismo de cada uno de los cortes son dignos de encomio. El poder de evocación, el riesgo y el pellizco continuo, los largos arzapúas y los continuos “picaos”, elevan a Miguel Ángel Cortes al cenit de la creación en cuanto a guitarra flamenca se refiere. Un gran disco para enriquecer la discoteca de cualquier aficionado que busque la verdad del flamenco de hoy en día.

* Reseña aparecida en el nº2 de "Acordes de flamenco" 

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