Corral, dulce Corral
Mañana, lunes, 18 de julio, comienza la XIII Muestra de Flamenco, en el Corral del Carbón de Granada. Desde hace muchos años se ha convertido en cita inexcusable, no sólo para disfrutar de buen flamenco, el mejor que se asoma a nuestras plazas (salvando concreciones del Festival de Música y danza, de Flamenco viene del Sur y de algún acierto más puntual), sino para tomar el pulso al estado del flamenco actual, al menos en la modalidad de baile.
Trascendió hace algunos años la frase de aquel político que decía: “quién se mueve no sale en la foto”, refiriéndose a que hay que estar en el sitio, en su momento (más o menos). En este caso, podemos decir lo mismo. Los Veranos del Corral no son nada más un escaparate para ver el mejor paño que se vende por nuestras tierras andaluzas, es una de los balcones, la tribuna necesaria, para que el artista reivindique su posición en el flamenco. Me atrevería a decir que es el festival de pequeño formato más importante de España.
Todos, o casi todos, los flamencos jóvenes, y no tan jóvenes, que han dicho, dicen o dirán algo importante en este género han pasado por su escenario. La prueba está que, entre alguna figura ya consagrada, siempre aparece una cara nueva, un nombre que está llamado a ocupar un lugar de destacada altura. Nombres hay y otros se me olvidan. Baste decir el solo ejemplo de Rocío Molina, que se presentó al Corral, siendo todavía una niña, no con todo a su favor, y ahora es Premio Nacional de Danza.
No digo que la Muestra del Carbón sea un trampolín que encumbre a sus participantes, pero si que constituye algunos peldaños interesantes para continuar subiendo, escalones que cualquier flamenco no quiere dejar de pisar.
Prácticamente son los propios artistas los que se ofrecen para participar en este ciclo, atraídos por un prestigio que se refuerza día a día por un marco escogido, por un tratamiento técnico (luces y sonido) de lujo y un público fiel, respetuoso y entendido. Si a esto le sumamos la ubicación del Corral del Carbón, en pleno centro de Granada, y la perfecta temperatura en las noches veraniegas, únicas en toda la Península, gozamos posiblemente de una de las temporadas más gloriosas de nuestro flamenco.
Aunque esto, si no se rodea de especificaciones, es pura teoría (sentimental, si quieren). Así que, siendo pragmáticos, haré unas preguntas concretas.
¿Qué les parece comenzar con Belén Maya este lunes, 18 de julio, y acabar con Fuensanta La Moneta el jueves, 11 de agosto? ¿Qué les parece continuar con Isabel Bayón, Mercedes Ruiz y Rafaela Carrasco, el martes, miércoles y jueves respectivamente de la semana que viene? ¿Y a la siguiente, del 25 al 28 de julio, a Manuel Liñán, Patricia Guerrero, Milagros Menjibar y Concha Jareño?
¿Y, después, los cuatro primeros días del mes de agosto, a María Canea, David Coria, Nacho Blanco y Raimundo Benítez y Agustín Barajas? ¿Y para terminar el mes, o sea, del 8 al 11 en que actúa La Moneta, la Gala de los Ganadores del Certamen IAJ, La Choni Cía. Flamenca y Marco Flores? Casi nada.
Además, si nos hemos fijado, en la Muestra (exclusivamente de baile para este año), tenemos cuatro días dedicados al baile granadino que más despunta (Liñán, Moneta, Patricia, Agustín y Ray), acercando el evento a nuestra tierra.
Entre los huecos de este ciclo, para los que quieran subir nota, tenemos otro poquito de flamenco en los festivales de Huétor Vega (29 de julio), el de Maracena (5 de agosto) o el de Montefrío (10 de agosto). La 21 edición del PARAPANDAFOLK de Íllora, con presencia de Mayte Martín y Juan Pinilla, o el montaje Federico según Lorca del Ballet Flamenco de Eva Yerbabuena en los Jardines del Generalife, del 20 de julio al 27 de agosto.
Y después, por si alguien se ha quedado con falta, el Museo-cuevas del Sacromonte propone un ciclo de cine y flamenco, que ocupa toda la segunda quincena del mes de agosto, en el que destacan Pepe Habichuela (23), Antonio Arias y J. Florent (18), Juan Habichuela Jr. (25) o la Orquesta Chekara de Tetuán (16), para abrir las noches de esta terraza sin igual.
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