Entre Víznar y Alfacar
Desde el año 1972, desde los últimos años de vida de Franco, se viene celebrando un homenaje popular a la figura de nuestro poeta más universal en el barranco donde se cree que está enterrado hace ya 70 años. La madrugada del 18 al 19 de agosto en el Barranco de Víznar, en el Camino de Fuente Grande, paraje en el que se encuentran Los Pozos, lugar de masivos fusilamientos de la Guerra Civil Española, se reúnen un grupo de gitanos, intelectuales y artistas (calificativos no excluyentes), encabezados por Curro Albayzín (promotor de la idea) para mantener viva la memoria de Federico García Lorca y sus ideales libertarios. Con pasmosa fidelidad y respeto, entre velas y silencio, se depositan en la misma tumba mariposas y ramas de nardos y a su alrededor se recitan poemas con trasfondo de guitarra y se cantan soleares y bulerías, fandanguillos y tientos. Se interpreta el flamenco al que Federico, quizá sin querer, le puso letra. Nunca falta quien se arranca a bailar.
Se trata, sin duda, de uno de los actos más íntimos y emotivos que se puedan dar en el flamenco. Sin publicidad ninguna, tan sólo el boca a boca, sin escenarios y sin focos, sin micrófonos ni florituras, los gitanos del Sacromonte, el pueblo de Víznar, encabezado por sus políticos, los artistas allí presentes y el público en general, aguantando un frío de justicia, aplacado con aguardiente y salaíllas esperan la madrugada que los ve alejarse en silencio y contención, como llegaron.
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