Mis siete yoes (y 7)
Soy Jorge y nací varón. También soy mujer y animal. Tengo participaciones sauróctonas en mi ser y vegeto como un cáctus. A veces me quedo de piedra, inerte como un mineral.
Soy Jorge y soy divino. Con toda la humildad, reconozco en mi devenir facetas de hacedor, participaciones de otro mundo. Sueño con los ángeles y me concibo inmaculado, sobresaliente, etéreo, tonante (aunque la propiedad que más venero es la omnipotencia).
Como Whitman, como dios, siento que estoy enamorado de mí, hay tantas cosas en mí que son tan deliciosas.
Tan divino como humano. Tan humano como diablo. El ángel caído que quiso ser dios. Un dios que quiso ser hombre. Un hombre que quiso... ¡Pobre diablo!
También aprendí a ser azul, que es la forma que tiene dios de ser mar*.
Creo sin temor a equivocarme que Nietzsche ha muerto. Y también Calígula y Saladino y Luis IVX y Napoleón y Mussolini... De lo único que estoy seguro es de la muerte. De la muerte y del olvido.
Cojo un papel vacío y lo mancho con mis manos, con mi entendimiento. Agarro un puñado de barro y le doy un soplo y le arranco una costilla y piso la cabeza de la sierpe que se enrolla sobre mí mismo. Soy un creador que sufre, un profeta impenitente puesto a prueba durante cuarenta días con sus cuarenta noches, incluso.
No le temo al fuego, no le temo a las tinieblas, no le temo a la muerte callada (enamorada, diría Miguel Hernández), sólo tiemblo ante el espejo que me grita las verdades. Caigo y me levanto. Pongo la otra mejilla y perdono a quien me hiere, a los pecadores. Levántate y anda. Y al séptimo día descansé.
Soy un icono, un fetiche con siete brazos. Soy una duda, soy una incógnita, nací al principio de los tiempos (de mi tiempo). Soy eterno, sempiterno, infinito, finito, mutable, inmutable. Soy una pulga, una milésima de segundo. Estoy vacío como un bostezo. Soy Pan. Soy todo y no soy nada. Desaparezco por el foro. No juego a los dados.
Tengo noventa y nueve nombres. Mi ojo es un triángulo que desde arriba otea. Mi esencia es mi existencia. Me siento sobre una duna, me acomodo en una nube. A mi derecha la bondad, a mi izquierda la templanza. Por ti vuelo.
Cuando dos hablan de mí, quisiera estar entre ellos. Quiero y me quieren. Odio y me odian. Soy un río que redondea las cantos, que canta a su paso, que riega tu huerta, que muere en el mar, infinito, eterno, oscuro, misterioso.
Si soy Jorge y nací varón. Si soy mujer y sobre todo animal. Si soy reptil y planta y piedra.
¿Soy divino?
Sólo yo lo sabe.
* Trastocando una frase de Manuel Vicent, en la que dice "También está el már, que es la forma que tiene dios de ser azul".
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volandovengo -
lauzier -
volandovengo -
Cuti -