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volandovengo

Sobre la Alhambra

Sobre la Alhambra

Lo confieso, yo no he votado a favor de la Alhambra como séptima maravilla del mundo. Puedo ser tachado de esquirol y antipatriota. Incluso habrá quién me retire el saludo. Pero no pienso caer en ese juego mediático.

La Alhambra es una maravilla por sí sola. Y no porque lo digan los entendidos o una supuesta votación universal. Sino porque yo la he visto, he paseado por ella, me da sombra cuando subo por el Paseo de los Tristes, me mira cuando camino por el Albaicín o recorro el Sacromonte.

Es una maravilla tan mía como yo de ella. De todos los granadinos, de todos los españoles, de todos los habitantes de la tierra.

Que ahora hay que votar. Por qué. ¿Porque lo diga un millonario inglés? ¿Porque lo respalden nuestras autoridades? ¿Porque es el pan y circo del momento?

Y porque vamos a votar por ella, ¿acaso conocemos a sus competidoras?, ¿acaso entran en el ranking todas las maravillas existentes en el planeta construidas por el hombre?

Y maravilla para quién. ¿Para quien ha votado?, ¿para quien emita más votos?, ¿para quien mejor se promocione?...

Las siete Maravillas del Mundo Antiguo eran las Pirámides de Egipto, los jardines colgantes de Babilonia, la estatua de Zeus en Olimpia, el Artemision de Éfeso, el Mausoleo de Halicarnaso, el Coloso de Rodas y el Faro de Alejandría. De ellas sólo quedan en pie las pirámides, que se pueden considerar lo que eran, Maravillas del Mundo Antiguo. Pero nadie las votó. No hubo ninguna reunión. Ninguna decisión de hombres sesudos (u oportunistas).

Fue fruto de los años. Las siete se impusieron por derecho. Los viajeros, todos los viajeros, de la antigüedad así lo atestiguaban. No había duda. No hay duda que las siete maravillas eran esas y punto.

Con estas nuevas siete maravillas quién se beneficia ¿la ciudad?, ¿el monumento?, ¿el notas que ha tenido la idea?, ¿las compañías de teléfonos?, ¿la política social?, ¿las casas de apuestas?, ¿el orgullo patrio?, ¿el ego de cada votante?, ¿los dispersores de la historia?...

Está bien colgarle medallas a nuestro monumento. Está bien que cuidemos nuestro patrimonio. Está bien que mimemos el turismo, querámoslo o no, primera industria granadina. Pero no así. Que no cuenten conmigo.

6 comentarios

volandovengo -

Bonitas palabras, Faltonetti, que más que contradecir mi opinión la complementan. La Alhambra es una maravilla sin que lo diga nadie.

Faltonetti -

Cuando, al caer el sol, Granada regala uno de sus atardeceres naranjas, el mirador de San Nicolás, en el Albaicín, asiste a una puesta en escena digna de ovación. Desde sus alturas, aupada sobre jardines y con las cumbres de Sierra Nevada guardándole las espaldas, la estampa de la Alhambra que se atisba a esa hora bruja se apodera de todo el misterio de la cultura andalusí. Los altos muros rojizos de la que fuera al tiempo fortaleza, ciudadela y palacio se ajustan a los relieves recortados de la colina de la Sabica, disimulando en la distancia, con la severidad de sus torres cuadradas, el refinamiento y la sensualidad que derrocha su interior
Lleváis razón pero para mí la alhambra es una maravilla de verdad

volandovengo -

Ya veo que no soy el único y eso me alegra (aún tengo quien me salude). Todas vuestras razones y algunas más son tan legítimas y verdaderas que cualquiera con la cabeza útil se pensaría su voto.

erizo1/4 -

De acuerdo, por completo con tus razones y con las de los que hacen los comentarios subsiguientes. Pero ¿es que no se da cuenta la gente que todo es un simple negocio de un guiri espabiladillo parasacar dinero con el viejo truco del amor patrio? ¿Por qué no se pide que arreglen más zonas de la Alhambra, para luego poder ponerlas accesibles al público? La verdad, somo un país de borregos, incluyendo a la Junta de Andalucía, los famosos, etcétera?

lauzier -

Totalmente de acuerdo, pero añoro aquella Alhambra a la que uno podía acceder cuando le daba la gana, estar todo el tiempo que quisiera. Fíjate, que en mis tiempos íbamos a tomar cervezas sentados en el Palacio de Carlos V. Lo de ahora no me gusta, esas visitas horrorosas.

Miguel Ángel González -

Totalmente de acuerdo con todas tus razones, se me ocurre añadir una más: Si aun "no maravillosa", como por el momento parece ser, el número de visitas que recibe la Alhambra ya satura la capacidad de acogida del monumento, ¿qué harían sus responsables cuando, previsiblemente, dicho número se disparase con la declaración de "maravilla" oficial? ¿Subir el precio de las entradas, por ejemplo? (no sería la primera resolución similar.)

¿Entonces, quiénes, y a costa de quiénes, "se maravillarían" preferentemente? ("Qui prodest?", inquirían los latinos.)

De vez en cuando, a uno le asalta como por casualidad alguna pregunta de este tipo, acaso baladí...