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volandovengo

Una enfermedad hereditaria

Una enfermedad hereditaria

Hoy ya me he enterado definitivamente. El Madrid le ganó al Barcelona en la tarde de ayer. Una noticia trascendente. Lo único capaz de movilizar (o inmovilizar) a la población de un país medianamente civilizado.

Ayer, anoche, se oían berridos por las ventanas. Muchos vecinos se habían reunido con sus amistades, familiares, camaradas, para ver el encuentro definitivo. Los hombres más poderosos de la nación se arrostraban con calzones cortos.

Y, al final, los vencedores (que por mi barrio eran bastantes) se tiran a la calle a festejar lo que han hecho sus ídolos. En mi puerta sonaban petardos, voces de victoria e improperios al contrario. Eran voces infantiles (también en calzón corto).

Yo, a pesar del calor, dormí con la ventana cerrada, pensando que el tinglado futbolero era una enfermedad, como tantas otras (siempre lo he creído así), y que traspasa de padres a hijos, como la soriasis.

2 comentarios

volandovengo -

Conozco tus debilidades, primo, y son perdonadas, aunque no compartidas.

lauzier -

A raíz de los mismos acontecimientos, me he pasado la semana pensando en qué me haría a mí salir a la calle a las tantas, conducir pitando y dando gritos e ir a una fuente con un montón de gente. No he encontrado todavía el motivo, pero sigo en ello. Un abrazo, primo.