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volandovengo

La suerte

La suerte es una bella señora, más bien entrada en carnes, que casi nunca me mira a la cara. Cuando la suerte está de por medio debería tirar la toalla. Digo debería, pues como humano (demasiado humano) poseo el estúpido convencimiento de que "la esperanza es lo último que se pierde".

La esperanza. Cualquiera que haya profundizado en las intrincadas callejuelas de la cultura clásica, debe saber que la esperanza es el único don que permaneció encerrado en la caja que Hermes regaló a Pandora. Por eso es lo último en desaparecer (cuando Pandora vuelve a abrir la caja, para paliar parte del maleficio). La Caja de Pandora, como sabemos, contenía todos los males. La Curiosidad es la que hizo a la mujer abrir el cofre y todos los males se extendieron por el mundo. Los mitólogos se preguntan: ¿es la esperanza un mal? (por favor, no me respondan).

Cuando era joven llevaba un amuleto de mala suerte. No sólo para llevar la contraria a quien usa estos fetiches para positivar el futuro o para manifestar calladamente que no me creía nada, sino que, al ser cosciente de mi sino anverso, quería representarlo físicamente de alguna manera. (No sé si suena muy convincente, pero en el enigmático mundo del yo adolescente era quizá necesario.) Este amuleto o talismán (los que tienen alguna familiaridad con las ciencias ocultas sabrán dilucidar sus diferencias), consistía en un ladrillo (literal) de barro cocido, reducido a unos tres centímetros, que colgaba con un cordón de cuero de mi cuello. Lo llevaba siempre y así excusaba mi mala suerte.

Cuando necesitaba un día fasto o algo de fortuna en un momento determinado, tan sólo bastaba con olvidarme el ladrillo en casa. Y, ¡oye, funcionaba! Lo mismo que no funcionaba. De igual manera, con el colgante golpeándome el pecho, podía ser afortunado que vivir los momentos más nefastos que poder pudiese.

Le regalé el ladrillo a una chica que le gustaba como tal: como pieza de cerámica atravesada por un cordón de cuero para usarlo como collar. Todavía lo conserva, creo, y le va bien.

1 comentario

Kpicúa -

La suerte... para reflexionar sobre ello, propongo un ejercicio sano: ver la película Match Point, de Woody Allen. Cine bien hecho, de ritmo y montaje clásicos, con una Scarlet cuya belleza deja sin respiración a más de uno, y una fotografía exquisita. Aviso: no es la típica comedia psicoanalítica de Allen, más bien se vuelve drama según transcurren los minutos, pero tiene sus puntos. Lanzo esta propuesta para el fin de semana. Que sea feliz para tod@s.