Blogia
volandovengo

Contar hasta diez

Contar hasta diez

La propuesta que voy a hacer es como poco una aventura. Es un atrevimiento porque, convencido de su buena energía, no sé si yo mismo seré capaz de emprender ese camino. Además, hacerlo extensivo a un limitado número de internautas que me visitan (muchos de ellos por error), se me presenta inane y sin fuerza alguna.

De todos modos, voy a ello. Alejo Carpentier dijo en El siglo de las luces: "la revolución no se piensa, se hace". Así voy a lanzar un reto que puede parecer un paso atrás, la eyaculación interrumpida que siempre nos deja un sabor agridulce. No pretendo convencer, tal vez, quizá unicamente, ordenar algunas ideas, una intuición sauróctona que tengo desde siempre.

Todo se reduce simplemente a frenar la vida. Ser consciente de los días, con sus horas y sus minutos. Ralentizar nuestros pasos, nuestros movimientos y aun nuestros latidos. Quizá los reptiles vivan tanto por su parsimonioso respirar.

Una de las más bellas baladas del rock español es La noche en que la luna salió tarde, de 0'91. Comienza diciendo: "Me tumbé en el suelo sólo para oír crecer la hierba". Es un pensamiento budista. Puro zen. Es donde quiero ir a parar. Lü Yen decía a sus seguidores: "Si piensas en el pasado, tu yo antiguo no morirá. Si piensas en el futuro, el camino parece largo y difícil de recorrer".

Mi primo, Enrique Ortiz, publicó un libro de poesía intitulado Descubrimiento de la lentitud. Siempre me ha gustado, siempre lo he hecho mío.

Ahora, por lo visto, hay un movimiento social, nacido en Estados Unidos, que predican el "slow" (lento). Pararse, pasear, no hacer nada, huir de la prisa, del estrés, de la ansiedad, el infarto.

María, acostumbrada al ritmo de Madrid, me decía que Granada era una ciudad lenta. Puede que sí. Estamos más cerca del trópico. Estamos al lado de África. Allí el concepto del tiempo es distinto, relativo, se dilata hasta límites insoportables. Kapuscinski, imprescindible viajero, comentaba en Ébano que se pasó un día subido en un autobús en Etiopía, creo recordar, sin que éste arrancara, cuando le preguntó al conductor que cuándo partiría, le dijo sin ningún complejo que cuando estuviera lleno.

Es difícil en nuestra época. Es difícil con el ritmo de las ciudades, con el costo de la vida, con las ofertas continuas, con los trenes que pasan... Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente, se dice por estas tierras. Habría que preguntarse si no es mejor dejarse arrastrar, contar hasta diez, darle más protagonismo al azar, tirar los dados, ya que Dios no juega.

9 comentarios

volandovengo -

De todas formas, María, Granada no es tampoco el ejemplo. Aquí se tiene prisa, como en todas partes. Pero al ser más pequeña la ciudad, el tiempo también se relativiza. A esto hay que añadir el valor seguro de que vivimos en Andalucía y aquí, normalmente, "deja para mañana lo que no puedas hacer hoy" (sobre todo si mañana vas a hacerlo mejor).

María -

Es verdad, el tiempo en Granada se pasa distinto, es más lento, se aprovecha más. A veces pienso que la gente de Madrid intenta 'vencer al tiempo' imponendo su proprio rítimo loco. La consecuencia es que en esa lucha, pierden tanto tiempo intentanto 'vencer al tiempo', que ya no tienen hacen caso a las relaciones, ya no observan lo que está alrededor etc.

volandovengo -

Es impresionante el debate que puede crear una propuesta. Yo sabía que ésta no tendría muchos seguidores. De cualquier forma, nadie contradice la idea de regodearse en los minutos, de dilatar los momentos. Seguiré insistiendo en esta filosofía. Ahora pienso en cuando no queremos que se acabe el tiempo: en una comida, en un libro, en la amistad, en el amor.

Identidade -

Joven llanos, solo un aparte a tu contribución: perder camino también puede ser camino.

Saludos.

joven llanos -

Permiteme que hoy me quede en tu casa , en este tu espacio, por mas tiempo. El tema del tiempo me apasiona. Permiteme que os cuente un cuento que creo que nos puede ayudar a todos:
He oído una historia de dos hombres que se perdieron en el bosque una noche muy oscura. Era un bosque muy peligroso, lleno de animales salvajes, muy denso y rodeado de oscuridad. Uno de los hombres era un filósofo y el otro era un místico.

De repente estalló una tormenta, las nubes se abrían y había grandes relámpagos. El filósofo miraba al cielo, el místico mantenía la vista en el camino. En ese momento hubo un relámpago y el sendero se iluminó delante de ellos. El filósofo miró al relámpago y se preguntó: «¿Qué está pasando?», perdiendo así el camino.

Tú estás perdido en un bosque aún más denso que el de esta historia. La noche es más oscura. A veces viene un relámpago: debes mirar al sendero. Chuang Tzu es un relámpago, Buda es un relámpago, yo soy un relámpago. No me mires a mí, mira al sendero. Si me miras a mí, perderás tu oportunidad, porque el relámpago no se volverá a repetir. Sólo dura un momento, y los momentos en los que la eternidad penetra en el tiempo son muy escasos; son como relámpagos.

Si miras a los relámpagos, si miras al buda —y un buda es muy hermoso, su rostro es fascinante, sus ojos magnéticos—, si miras al buda, pierdes tu camino. Mira al camino y olvídate del buda.

Mira al camino y haz algo: síguelo, actúa. El pensamiento no te guiará, sólo la acción, porque el pensamiento ocurre en la cabeza. Nunca puede ser total; lo único total es el acto. ¡Interésate por la vida!, vivir es lo auténtico. No sigas reuniendo información sobre qué es la meditación: ¡Ponte a meditar! No sigas reuniendo información sobre la danza: hay enciclopedias enteras que hablan de la danza, pero no tienen ningún sentido si no empiezas a bailar. ¡Arroja lejos esas enciclopedias! Descárgate del conocimiento y empieza a vivir.

Y cuando empieces a vivir, las cosas ordinarias adquieren una belleza extraordinaria. Cosas pequeñas —la vida consiste en cosas pequeñas— pero cuando les aportas la cualidad de un amor intenso y apasionado se transforman, se vuelven luminosas.
Saludos volando vengo y gracias por dejarnos un poco de tu espacio.

joven llanos -

Yo sigo la opinion de Identidade y nono.
El reloj sigue su marcha. Consigamos lo máximo en el día.
- Para entender el valor de un año, preguntémosle a algún estudiante que perdió el año de estudios.
- Para entender el valor de un mes, preguntémosle a una madre que alumbró un bebé prematuro.
- Para entender el valor de una semana, preguntémosle al editor de un semanario
- Para entender el valor de una hora, preguntémosle a los amantes que esperan para encontrase.
- Para entender el valor de un minuto, preguntémosle a una persona que perdió el tren.
- Para entender el valor de un segundo, preguntémosle a una persona que por un segundo evitó un accidente.
- Para entender el valor de una milésima de segundo, preguntémosle a la persona que ganó o dejo de hacerlo, una medalla de plata en las olimpiadas.
Cada uno de nosotros tiene un banco. Su nombre TIEMPO
Cada mañana, este banco nos acredita 86 400 segundos, cada noche ese banco borra y dá como perdido cualquier cantidad de ese crédito que no se hemos invertido en un buen propósito.
Este banco no arrastra saldos, ni permiso de sobregiro
Cada día nos abre una nueva cuenta; Cada noche elimina los saldos del día.
Si no usamos nuestros depósitos del día ... la pérdida es nuestra. No se puede dar marcha atrás. No existen giros a la cuenta del depósito de mañana, debemos vivir el presente con los depósitos de hoy.
Atesoremos cada momento que vivimos y atesorémoslo más si lo compartimos con alguien especial, lo suficientemente especial como para dedicarle nuestro tiempo y recordemos que el tiempo no nos espera
Ayer es historia. Mañana es misterio. Por eso es que se llama El Presente !!! El tiempo no espera a nadie. Atesoremos cada momento que tengamos: Lo atesoraremos más cuando lo podamos compartir con alguien especial.
Saludos volando vengo.

nono -

Buena propuesta, aunque no se...
Como bien dices en los tiempos que corren es complicado. Podriamos empezar contando hasta cinco, o seis que es de rima menos fácil, o siete si me apuras, tu número mágico.
Hasta diez es probable que el pájaro vuele.

conpatines -

Es necesario volando vengo, cada minuto lo debemos atesorar como algo presioso, y no dejar que la angustia o el estres nos lo roben. Lentamente se disfruta el doble de todo, la prisa nos pierde Besos

Identidade -

Si amigo, pero hay algo que juega todo el tiempo y al tiempo. Aprendir la lentitud es bueno, pero fluir es siempre más pertinente. Y tudo cambia, dice lo Zen a nosostros, si no cambiambiamos junto e lo dejamos todo al acaso, no hay camino. El libro de Enrique interesame, voy a perdile que ponga unos poemas. Quien sabe atendeme?