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volandovengo

La duración de los besos

La duración de los besos

Por orden alfabético: Ana, Beatriz, Belén, Blanca, Carmen, Charo, Cristina, Elena, Eva, Fuensanta, Gloria, Inma, Isabel, Lola, Marías (varias, sola o compuesta), otra que no me acuerdo, Patricia, Pilar, Susana. A todas les pedí un último beso, el último casto beso (que dios me liebre) para que me dure.

El beso es instantáneo, como el descafeinado, que suele durar la extensión de un sueño. Depende, siempre depende. Depende de la intensidad, no tanta de quien lo da, sino de quien lo recibe.

A veces es un beso sin pensar, un beso de compromiso, de amistad o de saludo. A veces van al aire (escribí un cuento con ese argumento: "El coleccionista de besos perdidos"). Quien lo recibe, en cambio, se quema o, por el contrario, como decía Neruda, palia el fuego del amor (¿No es verdad que el amor quema y se para / no es verdad que se apaga con un beso?).

El imprescindible poeta libanés Gibrán Khalil Gibrán, en su libro "El Loco" escribió un precioso texto llamado "Sobre las gradas del templo": Ayer tarde, en la escalinata de mármol del templo vi a una mujer sentada entre dos hombres. Una de sus mejillas estaba pálida, y la otra, sonrojada.

A veces quien besa es pura pasión y quien es besado lo ve con indiferencia. El beso así dura en el recuerdo, en la mejilla, en los labios, el tiempo que su imagen permanece.

Cuando hay comunión, cuando el deseo es del agente y del paciente. O, mejor aún, los dos son agentes, besar en tus mismos besos o como cantaba Silvio: "Tu boca pequeña dentro de mi beso", puede rozar la perfección.

Pero la duración física de un beso no implica su duración emocional. Ni la cantidad de besos tienen por qué dejar constancia en el recuerdo.

¡Cómo memorizamos el primer beso!  También el último o el que nos costó caro o el robado o el inesperado.

Con Jesús, en Liberia, quisimos hacer un poema expontáneo, con una chica que allí había. Era el tiempo de las Colaboraciones (preguntadle a Alfonso). Así, sin querrer, como si fuera una entrevista extraña, ella nos aportaba algún verso:

    ¡Ay los besos!
    ¿Qué decir?
    Preámbulo
    de un todo.
    Pero qué falso todo,
    todo negro,
    indescriptible.
    Aunque dónde...
    en el vientre.
    Desgarro la luz
    de los domingos,
    vértebras y más vértebras,
    como la jaqueca
    del día que no apetece
    o el vómito que
    amarga cuellos
    y te besa.
    Los besos, ay,
    los imprescindibles besos.

* Eros y Psique (© Cánovas), un  beso eterno.

4 comentarios

volandovengo -

¡Qué bien sienta, Susana! Otro para ti.

susana -

Un beso más "my way"...

volandovengo -

Ya te lo explicaré en vivo.

con patines -

Mu bonito y revuelto... confuso y verdadero, como la vida misma.

Bss (varios)