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Reivindicando el pequeño formato

Reivindicando el pequeño formato

XIX Noche Flamenca Plaza de Toros-Doctores-San Lázaro

Reivindiquemos los festivales flamencos en los barrios, aplaudamos a las asociaciones de vecinos que apuestan por nuestro arte. Aparte de las peñas, muchas veces elitistas, y de algunas localidades, es la manera de hablarle de tú al flamenco, como siempre se le ha hablado; es la manera de hacer el flamenco de los ciudadanos y a los ciudadanos del flamenco.

Con menos medios de los deseados, con menos presupuesto del necesario, las calles y las plazas de la ciudad se visten de banderolas y farolillos para celebrar sus fiestas, en las que nunca falta su muestra de flamenco. Casi siempre con el mismo formato, un escenario modesto, un equipo de sonido mediocre, los focos inexistente, un cartel casi de favor… Pero el Zaidín, La Chana, el Realejo, Los Pajaritos, o, como en este caso, la Plaza de Toros, hacen un esfuerzo, que tiene mucho de pasional, y programan su velada.

La XIX Noche Flamenca de la Asociación de Vecinos de la Plaza de Toros-Doctores-San Lázaro es un festival humilde, como ya digo, pero en el que no falta jondura y buen gusto. Un pequeño formato que, en cambio, reúne diversas corrientes y se muestra completo.

Sara Heredia, con su inseparable Antonio Heredia "Chonico" a la guitarra, nos traen de primera mano el flamenco de raíz sacromontano. Cantaron por levante, una soleá por bulerías y los imprescindibles tangos del Camino.

Sergio Gómez "El Coloraito", toma la alternativa, para hacernos vibrar con una soleá de Triana, las malagueñas del Perro de Paterna y una milonga. Que cada vez Sergio cante mejor, lo avala el rosario de premios que está recogiendo. ¡Muchas sorpresas nos dará este joven cantaor! Vicente Márquez ajusta su guitarra sin quejas.

El color de la noche lo pone Silvia Lozano bailando unas alegrías, redondas, sin fisuras, distendidas e inteligentes. Tanto el cuadro como el sonido, sin embargo, se le quedaron cortos.

Como cabeza de cartel, Mercedes Hidalgo, arropada por un virtuoso José María Ortiz, acordándose en todo momento de Morente, hizo tientos-tangos, granaína y media, cantiñas y remató con naturales.

Para terminar, con una sonrisa emotiva, vino la actuación de Manuel Conde, vecino del barrio, que, con sus ochenta y ocho años, principió con una taranta, para continuar por milongas y terminar con fandangos. Un fin de fiestas por bulerías pone fin a un encuentro que hay que proteger y apoyar.

* En la foto: Mercedes Hidalgo y J.M. Ortiz (© Sergio Cuesta).

 

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