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volandovengo

Qué bien se rodea Iván Vargas

Qué bien se rodea Iván Vargas

X Festival de Otoño. “De casta”

Iván Vargas tiene todas las facultades para ser un buen bailaor. Tiene planta y tiene estilo; tiene ritmo y un hacer que puede muy bien flirtear con la técnica. Tiene buen gusto y facilidad de transmisión. Tiene sangre y es flamenco, y baila gitano. Algo, sin embargo, entumece sus alas y, de una brillantez, que debería lucir por sí misma, su entrega queda truncada. ¿Será por un montaje en general simplista? ¿Será por un sonido pésimo, que anula las guitarras y ensucia las voces? ¿Será por exceso de orquestación? ¿Será por falta de reposo? ¿Será por no escuchar atento, argumentando ee baile? ¿Será por abisal desmotivación?

Diez músicos de reconocido prestigio arropan al bailaor. Tres guitarras: Miguel Iglesias, Emilio Maya y Pepe Maya ‘Marote’. Sobra una, quizá dos. Tres cantaores de excepción: Miguel Lavi, David ‘El Galli’ y Simón Román. Una caja: Miguel ‘El Cheyenne’. Y tres palmeras: Eli Maya, Alba Heredia y Rocío Vargas. O estas palmas o la percusión estaban de más, en pro de la limpieza.

Comienzan por martinete y seguiriyas, tan sólo con ritmo, las guitarras se unirán más tarde. Iván domina. Se muestra elegante, con una verticalidad gratificante. Un bastón y después un sombrero diversificarán una propuesta que se enriquece con el violín preciso de David Moreira, quien tomará un protagonismo espectacular en las bulerías finales. En las alegrías, Iván Vargas, se ve más suelto y seguro, aunque repite esquemas. La sonrisa del bailaor granadino, cara hasta el momento, se agradece y acumula puntos en su haber.

La artista invitada, Fuensanta ‘La Moneta’, como nos tiene acostumbrados, bordó una soleá, estremeció hasta las butacas. Lastima que el sonido, como una serpiente marina, enturbiara el fondo. Reconocemos, de ahora y siempre, el pellizco del jerezano Miguel Lavi, que arranca el cante desde sus adentros. Con ‘El Galli’ forma una buena pareja.

Y, para terminar, bulerías y más bulerías que desembocan en ritmos caribeños, que se hacen coda para refrescar el fin de fiestas.

Después del teatro, marchamos a La Platería, donde esperaban los trasnoches. El nieto de Juan Habichuela y el hijo de Enrique Morente (de nombres iguales), nos hicieron pasar grandes momentos. José Enrique, muy personal y queriendo empezar la casa por el tejado, había que cogerlo con pinzas. Juan Habichuela está llamado a ser el mejor tocaor de este país. No se puede tocar mejor.

* Iván Vargas en la cueva (© Antonio Arabesco).

2 comentarios

volandovengo -

Siempre algo bueno sobresale.

Lara Cano -

Ostras, a ver si para el próximo Festival de Otoño puedo dejarme caer por Granada, porque, a pesar del sonido que comentas, los artistas son de lujo.

¡Saludos!