La flor en la sombra
Los jueves de Sugarpop
Un haiku de Munárriz viene a decir que en el fragor de la contienda vuela una mariposa. Un lugar de copas, una sala oscura, cargada de humo y alcohol, en las entrañas del centro de Granada, es uno de los lugares menos apropiados para convocar el duende. Sin embargo, los responsables de la Sala Sugarpop han decidido dedicar los jueves a la música en directo, empezando nada menos que con flamenco. Pepe Luis Carmona, hombre curtido en el escenario y en la vida, fue el encargado de inaugurar este ciclo.
Pepe Luis es flamenco por los cuatro costados, es gitano como los de antes, que se crece ante las condiciones adversas, que se estimula con el ole bien dicho de un aficionado. No busca el cante, sino que el arte lo busca a él.
Como cantaor de antes, el tiempo le hace mella, cada arruga es una muesca más en las cachas del revolver de la vida, cada copa es una nueva puerta abierta. Y en su cara, la fatiga. Y en su espíritu, la queja.
Comienza por derecho. La soleá, que se asoma a Alcalá, siendo su primera entrega, es el plato fuerte. Con pellizco y enjundia, el cantaor se duele, como nos duele a los espectadores. A su lado, Rafael Santiago, otro Habichuela, arranca fantasías a su guitarra.
Para los tientos tangos requiere compás. Sube a las tablas José Antonio Carmona con su caja. Ya son tres Habichuelas en la escena. El cante es llevadero y el fraseo con gusto.
Después de un breve descanso vuelve con martinetes. Para mí uno de sus palos estrella, donde no depende de nadie, donde el aguardiente de su voz desgarra el silencio e impone un eco que llega a aturdir. José Antonio, casi de improviso, le da el contrapunto con la percusión.
Unos compases de alegrías y un manojo de fandangos, que ganan incondicionalmente cuando el hijo de Luis Habichuela se aparta del micrófono, terminan de caldear el ambuente.
Como fin de fiesta, reivindicando la tierra, nos deja unos tangos, donde se aprecia sin igual el soniquete de la sonanta sacromontana de la estirpe de los número uno.
De regalo, antes de irse, coreado por el público entusiasmado, entonan el Se dejaba llevar de Antonio Vega, ese tema inmenso que el gran músico, lamentablemente desaparecido, grabó con los Ketama, también Habichuela. En esta pieza colaboran dos músicos asociados al local: José Manuel Rojas, en la voz, y Cipri, a la guitarra.
* En la foto, Pepe Luis Habichuela y José Manuel Rojas (© Granada Hoy).
3 comentarios
Lara Cano -
volandovengo -
Lara Cano -
A Pepe Luis Carmona sólo lo he escuchado por martinetes en la película documental "Herencia flamenca". En vivo ya debe ser sobrecogedor.