Yo me sigo viendo como alumna
La Moneta gana el premio “Flamenco Hoy” como mejor bailaora del año 2009 concedido por la Asociación Nacional de Críticos de Flamenco
El próximo día 27 presentará en Granada su espectáculo De entre la luna y los hombres
Ayer miércoles, 23 de febrero, Fuensanta ‘La Moneta’, bailaora granadina, recibió el premio “Flamenco Hoy”, en el Gran Teatro de Córdoba, como mejor bailaora del año 2009 concedido por casi setenta críticos de flamenco de toda España, tanto de prensa como de radio, televisión e Internet. Tras un largo proceso de selección, quedaron como finalistas Rocío Molina, Lola Greco y ‘La Moneta’, alzándose esta última con el triunfo.
Mejor bailaora del año según la crítica especializada. ¿Qué te parece?
Me parece que es un aliento, porque un premio es algo que siempre a uno le gusta recibir. Tiene dos caras; es un aliciente pero también es una responsabilidad. Ahora tengo que demostrar que de verdad me lo merezco. Acepto y asumo esa responsabilidad hace que me exija un poquito más. Además, siendo el premio de los entendidos, de los que nos critican, es doblemente valorado. Es un premio que tiene peso, y da categoría a quien lo recibe por quien lo da.
En el 2003 ganaste el Desplante, en el Concurso de La Unión, ahora, en el 2010 se te concede este premio Flamenco Hoy, ¿y los siete años que quedan en el camino?
Han sido siete años de trabajo constante, de esfuerzo, de dar salida a mis inquietudes y de no parar. Ha habido un proceso natural entre estos dos premios que creo que ha sido necesario. La evolución es evidente.
En estos siete años has pisado medio mundo.
Sí, he estado en Nueva York, en México, en Japón, en Francia, en Alemania, en Italia, en los Países Bajos…
¿Cuál es el mejor de los públicos?
Para mí son los japoneses. Es el público más respetuoso y el más sensible que me he cruzado en mi carrera. Entre el público de Japón y yo se ha establecido una relación muy especial. Cuando he bailado para ellos, ha pasado algo. De alguna forma hemos conectado.
¿Para ser alguien en el flamenco hay que salir de Granada?
Yo vivo en Granada. Pero hace falta salir. Conocer otros escenarios y que te conozcan.
¿Triunfar en Jerez, en Sevilla o en Madrid?
Es necesario triunfar en las tres ciudades. Cada una en su momento y cuando tenga que ser. Pero las tres son importantes para una artista flamenca.
El año pasado, llegas a Madrid para presentar tu espectáculo “De entre la luna y los hombres”, compartiendo esos días espacio con Eva Yerbabuena y Sara Baras, que también estrenaban en la capital. ¿Cómo fue tu aventura en el Teatro de la Zarzuela?
Fue una experiencia muy importante. Porque hablamos de Madrid, hablamos del Teatro de la Zarzuela… Supongo que ha tenido más repercusión en mi persona que en mi carrera. A mí personalmente me supuso dar un paso más hacia delante. Compartir espacio con estas dos grandes bailaoras era un orgullo y una responsabilidad. Era consciente, y ahora estoy segura, de estar en un lugar enriquecedor para mi carrera. Además llegó en un momento de reflexión, en el que me planteaba qué había hecho hasta ese momento y qué iba a hacer a partir de entonces. Lo que había hecho hasta ese momento estaba llegando a su fin y había que abrir puertas nuevas. De hecho, mi próximo espectáculo, que voy a estrenar en la Bienal de Sevilla, habla de esa sensación. Y nace en ese momento, en Madrid.
¿Qué dificultades encuentras como bailaora sobre el escenario?
Nosotros somos los que damos la cara y se supone que somos los que mandamos en el escenario, pero la verdad dependemos completamente de quien llevemos atrás. Se tiene que establecer una relación, un diálogo…
Tú siempre te has sabido rodear.
Yo he intentado siempre rodearme de buena gente y de gente que a mí me aporte. Si no son buenos profesionales, no van a estar a la altura, no van a responder y no te van a dar lo que tú necesitas. Yo, personalmente, necesito a gente que cuando me canten o cuando me toquen me peguen “bocaos”. Gente que me revuelva las entrañas para sacar lo que yo ni sé que tengo.
Empezaste en las cuevas y después, quizá a raíz del “Desplante”, diste el salto para bailar en solitario. ¿Has echado de menos pertenecer a una compañía?
Mi carrera comenzó en solitario antes de recibir el “Desplante”. Precisamente, después de ganar el premio fue cuando entré en una compañía, que parece una contradicción, pero yo lo veo como un acierto, porque el “Desplante” me vino muy joven. En el momento que me dieron el premio me planteé qué hacía a partir de entonces. Me vuelvo loca y empiezo a montar compañías y ya soy la figura con 19 años. No, es un aliciente, un empuje, para que yo siga aprendiendo y evolucionando. Así que entré en la compañía de Javier Latorre.
Has estudiado con Latorre, con Mario, con Juana, con Matilde… Ahora eres tú la que da clases. ¿Prefieres ser alumna o profesora?
Yo me sigo viendo como alumna. Creo que lo poquito que sé puedo trasmitirlo a gente que está en otro nivel y que vienen a mis clases porque me quieren o me aceptan como artista. Por eso, creo que puedo trasmitirles lo que sé, pero indudablemente soy alumna porque sigo aprendiendo de los maestros.
¿Cuales son tus referencias?
Siempre he tenido tres referencias, pero no son las únicas, Carmen Amaya, Manuela Carrasco y Eva La Yerbabuena. Han sido para mí espejos donde mirarme. Pero, curiosamente, con ninguna de ellas he dado clases. He aprendido de verlas, de lo que ellas trasmiten cuando bailan.
¿Y otros bailaores jóvenes para tener en cuenta?
Bailaores jóvenes del momento que tienen mucho que decir, veo a Manolo Liñán, Rocío Molina, Pastora Galván, Amador Rojas, por ejemplo.
Te distingues por tu fuerza, pureza y flamencura. Tienes un baile reconocible, muy personal. Pero hay otros estilos. Te hemos visto últimamente compartir escenario con Rafael Estévez. ¿Cómo te influye ese tipo de baile tan vanguardista?
Yo me quedaría de ese baile con el concepto, con la manera de conceptualizar el flamenco tradicional, beber constantemente de la fuente, para darle la vuelta y descomponerla, para luego volver a desembocar en ella. Es la búsqueda de un lenguaje propio sin abandonar los orígenes. Porque si te olvidas de eso, no estás pisando sobre firme.
El 27 de este mes de febrero traes al teatro Isidoro Máiquez de Granada “La luna y los hombres”. ¿Qué te ha reportado esa obra en la que llevas un peso tan grande?
En principio, me he obligado a abrirme a nuevas formas. Venía de ser una bailaora de formato tradicional, pero mis inquietudes y necesidades me impulsaron a coger un formato de más envergadura, en el que tuviera que expresarme de otra manera, sin dejar de ser yo.
El espectáculo depende de ti completamente.
Depende de mí porque es un monólogo y me echo a la espalda hora y media de baile sin parar.
¿Ha cambiado respecto al montaje original? ¿Veremos algo nuevo?
Habrá algo distinto porque la escenografía se ha reducido un poco. Los músicos siguen siendo los mismos y los bailes también. Es el mismo concepto, pero más maduro.
Para terminar, ¿cuáles son tus próximos proyectos?
Tengo dos estrenos. Uno es el 9 de julio en el teatro Isabel la Católica, dentro del Festival de Música y Danza de Granada. Que es un espectáculo algo minimalista. Y otro el 8 de octubre en la Bienal de Sevilla, en el teatro Lope de Vega, que es una obra completamente diferente, en la que llevo conmigo a tres bailaores. También voy a ir este año al Festival de Avignon. Tengo contratos cerrados en Holanda y en Suiza, y participaré en el Festival del Taranto en Almería, en el Festival de Moguer…
2 comentarios
Lara Cano -
Me encantaría verla este sábado, pero sin estar en Granada la cosa se complica. Además, precisamente, el 27 que estrena esta obra, Marina actúa en París. He estado a nada de ir para la capital francesa, pero al final no ha podido ser. Y mira que actúa en el Instituo Cervantes, que me motivaba especialmente.
En fin, que me quedo sin una y sin la otra. Malos tiempos.
Isidoro -
Eres imprescindible en el baile actual, tu pasión, tu fuerza, tu "mirada" es difícil encontrarlas hoy.
Quien trabaja duro tiene siempre recompensa. Suerte, suerte y salud.