No sostendré la mirada
No, no sostendré la mirada.
No estoy dispuesto
a echarle un pulso a la violencia.
Sólo me tumbaré desnudo,
el cuerpo pintado de blanco,
de inocente esperanza.
Inerme esperaré que lluevan
golpes de cadenas y cueros,
hasta que no puedan golpear más
y, entre jadeos,
me supliquen que escape.
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