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Para aprender flamenco

Para aprender flamenco

La salida del baile flamenco, si no se tiene una carrera regular y medianamente reconocida, es la enseñanza. Incluso si el nombre precede al bailaor y el trabajo no falta, el llamado de academias para sesiones puntuales e impartir magisterio es continuo.

Granada es una ciudad flamenca indiscutible, donde hay unos particularismos evidentes. El cante suele ser más cerrado y estudioso, la guitarra rica en rasgueo y limpieza, el baile fuerte y extremo.

Al llegar esta fecha otoñal de principio de curso el horizonte se amplía, nuestros deseos son incluso más ambiciosos que para un nuevo año. Los propósitos para con nuestra vida, nuestros hábitos, nuestro cuerpo, son serios (aunque duren un par de meses).

Comenzamos coleccionables, dejamos de fumar, elegimos gimnasio, nos apuntamos en clases de... o decidimos aprender a bailar flamenco.

El baile flamenco, como toda actividad artística, requiere disciplina, responsabilidad, entrega, atención, seriedad y entendimiento.

Hay muchas madres que matriculan a sus hijas en academias flamencas (aún creemos que el baile es de chicas y el fútbol de machotes). Algunas también a sus hijos, aún desconociendo que el varón lo tiene más fácil simplemente por pura estadística. No tiene tanta competencia.

A la mayoría de estos alumnos les va a servir para poco estas clases. Como mucho para recordar cuando sean mayores que cuando niños aprendieron a bailar sevillanas, la reja o un poquito por tangos. A otros les entrará el gusanillo del flamenco y seguirán y si valen y tienen suerte encontrarán un hueco en este difícil mundo del espectáculo.

Pero cómo empezar. Fácil: yendo a una academia. Casi todas tienen niveles básicos y de perfeccionamiento, para principiantes e iniciados.

¿Cuál elegir? En principio la que se adapte mejor a las circunstancias de cada uno: cercanía y facilidad de acceso, horarios, precio...

Superada la base, nos podremos fijar en el profesorado, acompañamiento, carisma, cursos especiales...

No quiero inclinarme por ninguna academia en general ni mucho menos por un profesor en particular. Pero sí me gustaría hacer una relación de enclaves granadinos de confianza para prestarles nuestro cuerpo y nuestro tiempo y recompensarles con nuestro dinero (que bien mirado es mejor que invertirlo en un gimnasio).

En el Albaycín está el prestigioso Carmen de las cuevas y en el Sacromonte la Escuela Internacional de Flamenco ’Manolete’ en La Chumbera; Jara Heredia comienza este año a dar clases en la peña Luis Habichuela; y no sé si sigue funcionando la Academia La Presy.

En la ciudad tenemos la Escuela Flamenca Mariquilla en Santa Clotilde, la Escuela Superior de Arte Flamenco (de lo Zárate) en la calle Palencia, la Academia Andaluza de Baile Adrián y Cristina en la Carretera Antigua de Málaga, el Estudio Luis de Luis y Esther Marín en la calle Pasaje Andaluces.

En Cartuja está el recientemente inaugurado Centro de Estudios Flamencos, en la Acera del Triunfo la Escuela Flamenca Chua Alba, en Arabial la Academia Mónica Gómez, en Parque Luz la Escuela de Danza Española Maite Galán, en la calle Pablo Picasso la Academia de Marichu, en Torre de los Siete Suelos la Escuela de Danza Mariola de Burgos y en San José Baja la Escuela de Danza María del Puerto.

Si salimos a la provincia, en Ogíjares da clases Eva Esquivel, en Armilla Violeta Ruiz, en Huétor Vega hay una Escuela de Flamenco en la peña La Parra, en Bubión el Centro Flamenco La Fuente y en Motril la Academia Lunares.

Seguro que faltan nombres y locales, pero están fuera de mi control. Iré ampliando esta relación conforme tenga nuevas noticias.

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