Que dejen de ser gitanos
Este cuento fue presentado al concurso "Sacudiendo letras", que el incansable bloguero Jesús Lens promueve mensualmente en su variada página.
La resolución de dicho premio ha sido abierta, se ha votado por aclamación popular. Por desgracia mi propuesta no ha cubiertos las espectativas.
Os dejo con él para que no se pierda demasiado:
Es como guerra civil, dijo Miguel de Cervantes (Félix Grande)
Desorejados los galeotes halaban en las naves de la armada pensando que algún día fueron libres como las gaviotas.
Los Reyes Católicos, llevados por un celo unificador, negaron a los moriscos ser moriscos, a los judíos ser judíos y a los gitanos ser gitanos.
Expulsados los musulmanes y los hebreos (y los jesuitas, pero esa es otra historia), a los gitanos sólo se les vetaba el ejercicio de la vida errante, de sus costumbres y de su modo de vestir. Sólo se les toleraba, apartados de la sociedad, si tenían un oficio digno y serio y prolongado. Y si juraban obediencia y adaptaban su manera de pensar y de vivir.
Nacido Bennasar, para evitar el exilio, quiso conocerse Montoya y, con un grupo de morenos islámicos, se trasladó a Jerez donde se confundió con el calé, igual de retinto.
Pero la ley se agudiza y las tuercas se constriñen. La norma, en principio permisiva, pasa por la esclavitud y, pasado el tiempo, por el genocidio. Así, las Cortes de Castilla de 1594 emitieron un mandato tendente a separar a los “gitanos de las gitanas, a fin de obtener la extinción de la raza”.
Pero esto Bennasar/Montoya no llegó a saberlo. Al abrazar al gitano, le cortaron las orejas y lo condenaron al remo perpetuo, donde dejó la vida y los sueños en la batalla de Lepanto, al mando del capitán Diego de Urbina, del tercio de Miguel de Moncada, después de haberle contado a un tal Miguel la historia de una dama noble que pasó por gitanilla.
Vale.
6 comentarios
volandovengo -
jess -
jess -
B -
;)
volandovengo -
Me pareció que venía a cuento.
B -