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Un homenaje a Morente

Un homenaje a Morente

El domingo pasado estuve en el homenaje que se le hizo a Carlos Cano. Disfruté no sólo por su merecimiento, a los diez años de su muerte, sino sobre todo por la dignidad que desprendía el acto desde el principio hasta el fin. No conozco los entresijos, pero en el Isidoro Maíquez se respiraba colaboración y armonía. Nada rayaba en lo provinciano, lo normal en estos casos, lamentablemente.

Fue un acto bien organizado, dinamizado hasta la percepción, con declaraciones preparadas y actuaciones de calidad. No se reparaba en medios y las puertas estuvieron abiertas desde un primer momento. Fue inevitable que algunos se quedaran en la puerta.

Todas las actuaciones, como digo, tuvieron su razón de ser y su coherencia. Todos los que estuvieron tenían que estar. Desde Miguel Ríos hasta Raúl Alcover, desde Marina Heredia hasta Juan Pinilla, pasando por Luis Pastor o por Paco Ibáñez. Todos tuvieron algo que decir, todos estuvieron a la altura, todos salieron por la puerta grande.

En el ambiente flotaba sin discusión la pérdida reciente de otro hijo de Granada, de alguien próximo, al menos en espíritu, al homenajeado. Enrique Morente, junto con Carlos Cano, inauguraron la noche con una colaboración grabada. La emoción fue tan grande como si fuera el hermanamiento definitivo.

Ahora, es de ley merecida, un espaldarazo a la memoria de Morente. No hay duda de que cien cabezas llevan días pensando en este acto; cien voluntades están deseando inclinarse hacia el maestro.

Estos días precipitados de fin de año, sin embargo, juegan en contra. A principios de 2011 se sucederan los sentidos homenajes. Y aquí finca mi escepticismo. Si Enrique Morente era uno e indivisible, si nuestra admiración es única, si nuestra pena es común, deberíamos unirnos todos en ese llanto colectivo. Pero me temo, como en tantas y tantas ocasiones, que cada uno tirará por su lado, que todos barrerán para adentro y, perdonenme la crudeza, todos querrán adjudicarse al muerto, diluyéndose así nuestra fuerza y energía.

Es necesario aunar voluntades. Por una vez, sumando la tragedia como excusa de buena voluntad, se debería abrir un espacio, exponerlo a debate público, recoger todos los granitos de arena y entre todos a hacer una montaña, una playa, un continente, en honor de uno de nuestros más grandes conciudadanos. ¿Quién dará el primer paso? ¿Quién abrirá su puerta y su ventana para que entren todas las corrientes?

No sé si seremos capaces de unirnos todos. No sé si todas las instituciones serán capaces de una vez de darse la mano por un fin común. No sé si podremos dejar un lado colores y banderas, envidias y fotografías, y establecer un punto de encuentro donde el objetivo sea nuestro dolor y muestra verdad.

Hay muchas opciones y un solo objetivo. Hay mucho amor y un solo amado. Seamos serios por una vez y hagamos las cosas como es debido, como cualquier hijo de esta ciudad hubiera querido que se le recordara.

* Foto y montaje de Paco Sánchez©.

5 comentarios

volandovengo -

Eso es mucho pedir, Belem. Mi conformo con que todo sea mejor que este año. Te lo deseo también a ti, de corazón.

B -

Feliz Navidad, Jorge. Espero que todo sea como deseas que sea.

volandovengo -

Espero, Raúl, que seamos sensibles y hagamos las cosas como es debido, que mis palabras no sean una premonición.
Gracias a ti, Maruja, y a los que me leéis que dais sentido a este blog.

Maruja Gutiérrez Fernández -

Una vez mas gracias. Da gusto leerte.

Raúl Comba -

Que buena foto de Paco Sánchez, y que visión más justa la de tu escrito.