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volandovengo

Pequeños placeres de la carne

Pequeños placeres de la carne

Un antiguo chiste decía que los caníbales en realidad son vegetarianos, pues lo que más aprecian son las palmas, las plantas, el coco y el nabo.

Para mi hijo, la otra noche, quise hacerle chuletillas de cordero para cenar. Cuando se lo dije para ver qué quería de acompañamiento, tomate picado, arroz cocido o patatas fritas, me dijo que lo sentía, que no podía comer cordero.

Interpretando un consejo médico o alergológico, no quise insistir. Llamé a su madre por si acaso, pero como no respondió, le preparé un sandwiche de jamón y queso.

Al rato, me llamó su madre para ver qué quería, y se lo cuento. Ella se extraña y le paso el teléfono al niño que dice que, como el cordero es hijo del cerdo y no puede comer cerdo, con toda la lógica del mundo, no puede comer cordero.

La explicación de que son dos animales diferentes y de que la cría del cerdo es el cochinillo ya llegó tarde. Así que las chuletas se las comió a la siguiente cena.

Sin tener nada que ver, hace unas semanas durmiendo, Juan se despertó temprano. Ante mi extrañeza me dijo que es que había tenido un sueño y se había mordido en el brazo.

Resulta que, en un merendero, le habían puesto un pollo sabrosísimo. Su tío, que siempre le está chichando, se lo quitó del plato. Cuando se lo devolvió, una vez que hubo pataleado, antes de que cayera en el tajador, pegó un bocado con ganas, asiendo, en vez del pollo ficticio, su muñeca real.

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