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Rubén se reinventa

Rubén se reinventa

Recitales en el Café-Pub Liberia

Puede que me repita más que una morcilla en la noche, pero volveré a insistir sobre el buen casamiento entre el flamenco y el jazz. Dos músicas hermanas, de nacimiento parecido, aunque en distintas latitudes, se encuentran y se reconocen, bebe la una de la otra y caminan al unísono. Grandes intérpretes del jazz se han acercado y siguen acercándose al flamenco, como Chick Corea, que no deja de airear su corazón hispano (últimamente rodeándose de guitarristas, cantaores y hasta de bailaores).

El camino opuesto, del flamenco al jazz, no es necesario dar ejemplos, pues cualquiera de nuestros guitarristas actuales se dimensiona con los acordes de esa música tan libre y creativa, desde Paco de Lucía hasta Rafalín Habichuela, por poner un ejemplo.

A Rubén Campos lo hemos conocido siempre como flamenco de vanguardia. Su guitarra inquieta ha acompañado al cante, al baile y ha demostrado sus virtudes de concierto. Sus minuciosas composiciones siempre han llamado la atención por su armonía novedosa y una flamencura especial identitaria que ha ido ganando en fuerza y soltura.

Ahora se sumerge en pleno jazz, reinventándose con otros músicos, componiendo temas abiertos, pero también, rescatando obras exclusivas de las dos orillas. El “Rubén Campos Cuartet”, como primicia, sienta sus bases en el Liberia y, aunque se vislumbra la falta de ensayo, se evidencian las buenas ideas, la compenetración y sobre todo la calidad de sus músicos.

Puede que no recuerde el orden ni todos los temas, pues no tomé nota y ha pasado casi una semana del evento, pero más o menos así fue su desarrollo.

Comenzó la noche con un solo de guitarra, a manos del titular. Una creación cercana a levante, con concesiones a la fiesta, que sirvió para presentar las nuevas apuestas del músico granadino. El grueso de la banda (José M. ‘El Petaca’ al piano, el catalán Joan Masana al bajo eléctrico y Antonio Gómez ‘El Turri’ en la voz y a la caja) se incorporó en los jaleos extremeños. Para terminar esta primera parte y entrar dentro de lo maravilloso, interpretaron, con solos memorables de guitarra, piano y flauta, tocada por El Turri, la pieza Ziryab, de Paco de Lucía, perteneciente al disco de 1990 del mismo nombre.

La segunda parte, si no recuerdo mal, comenzó con un tema de Bill Evans, el mismo músico al que se acercó maravillosamente el Niño Josele en su álbum Paz (2006). A continuación sonó un bolero de propio cuño, que Rubén dedicó a su familia, allí presente, y para terminar una composición del trompetista de Carolina del Sur, Dizzy Gillespie, por bulerías.

Como fin de fiestas, Campos invitó al escenario a su compañero Sergio Gómez ‘El Colorao’, a quien suele acompañar al cante, y se marcharon por bulerías.

Todos los miércoles, en el Café-Pub Liberia hay flamenco en directo y todos los jueves se puede escuchar blues o jazz u otra música que encarte.

* Rubén Campos en Casa Patas©.

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