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volandovengo

Todo un recital

Todo un recital

Flamenco en La Platería

Sin lugar a dudas, una de las cantaoras jóvenes que crea más expectación y esperanza en la provincia de Granada, no sólo a mí, sino a todos los que la han escuchado, es Ana Mochón. Su buen hacer, sus facultades y su conocimiento la hacen acreedora de ello. Por eso cada vez que actúa, cada vez que su nombre aparece en un cartel, es motivo de atención por su compromiso y calidad artística.

A sus diecisiete años recién cumplidos (celebró su onomástica en el mismo recital que voy a referir), y con varios premios en La Unión, es ya un reclamo seguro para cualquier festival.

Quizá tenga que encontrar su camino cierto, quizá tenga que abandonar algunos vicios de niñez, quizá tenga que olvidarse de alguna cantaora a la que intenta remedar, quizá le falte soltura en sus diálogos y su poquito de baile, quizá abuse de la nariz, quizá se entregue y se vacíe antes de tiempo… pero el poder que tiene en la garganta y en el espíritu son dignos de admiración. Y lo mejor, seguramente, es su trayectoria, la perspectiva indiscutible de una carrera enfocada.

Ana Mochón en La Platería es como decir Ana Mochón en su casa. Su familia es socia de esta peña antes de que Ana viniera al mundo. Ya asistía a los encuentros flamencos desde la barriga de su madre y después en sus brazos, quedándose dormida entre dos sillas acunada por una soleá o un taranto. El cante lo lleva dentro y su estudio es casi por osmosis.

Con volantes nuevos, de dudosa belleza, se presenta la cantaora como una reina en su salón, acompañada por Antonio de la Luz a la guitarra, un tocaor creciente y también muy querido por los aficionados. La soleá de Rafael Moreno, que da paso a la caña abre la noche. Desde este primer cante, como digo, se aprecian las facultades de Ana, su conocimiento y su poder seductor. Continúa con una fabulosa malagueña, quizá lo mejor, de esta primera parte al menos, con letras de Chacón, en versión de Pepe Pinto, y del Mellizo. A los postres se abandola por Granada, muy al estilo de Juan Pinilla.

Pide disculpas a continuación para hacer un tema orillado en el flamenco, alejado de la pureza. Pero con gracia y estilo entona una copla bambinera que será muy bien recibida por el respetable.

Para la soleá, pide la presencia de José Delgado, antiguo presidente de la peña y crítico de flamenco, que en cierta manera apadrina a la artista en esta noche, para que inserte algunos recitados entre sus letrillas cantadas. El poeta elegido es Manuel Benítez Carrasco y las soleares son de tres de los cantaores más destacados en nuestra tierra: Cobitos, Juanillo ‘El Gitano’ y Pepe ‘El de Jun’. Faltó Enrique Morente para redondear la escena.

Terminó este primer pase con unos tangos de Granada más bien sosos, con una cierta tendencia en los motivos y en las maneras de imitar a Marina Heredia.

Con el pregón de Macandé y su venta de caramelos, comienza la segunda parte y la gavilla de fandangos que dan paso a los cantes mineros. Serán taranto, cartagenera y taranta, que la misma cantaora anuncia acordándose de su fructífero paso por el concurso de La Unión. La tensión adquirida se relaja con unas colombianas que interpreta a continuación, demostrando la largura de su repertorio.

La cantaora vuelve a ser grande por seguiriyas, en las que se acuerda de Manuel Molina, Antonio Cagancho y Curro Dulce y su cambio.

Termina el recital por fiesta, que incluye, en primer lugar, bulerías, de pie y con su poquito de braceo, como ocurrió en los tangos, que introduce con una letra del legendario grupo Alameda, del que pasa a Luis el de la Pica y después a Turronero; y para finalizar con unos simpáticos tanguillos propios, escritos por su padre. Los aplausos y jaleos duran varios minutos.

2 comentarios

volandovengo -

Gracias, Ana, por tu largo comentario. Me lo tengo merecido por hurgar tanto. Sabes que lo hago con cariño y porque nos entendemos. Creo que la crítica es positiva desde el título. Pero sabes que hay que rebuscar. No obstante es hablar por hablar, porque cada día lo haces mejor.

Ana Mochón -

Válgame Dios
Cuentan que hubo un cantaor que hasta el mismo viento se paraba para escucharlo, nadie se atrevía a ponerle una falta porque de hecho no la tenía. Por lo que hubo que buscarle un pero: ¡Qué bien canta, pero tiene los pies muy grandes!
Válgame Dios; tanto ir a por agua que se tuvo que romper el cántaro conmigo. Mi “papaíco” metiéndose contigo para que des caña y te mojes en tus críticas flamencas, y resulta que lo tomas a rajatabla y yo pago el pato saliendo “empapá,” y con la piel hecha jirones.
Pero no por ello vas a conseguir que dejemos nuestro buen rollo, los amigos somos para siempre. Porque yo sé, que lo que escribes lo haces con profesionalidad y corazón, tengas o no razón o te falte elementos de juicio.
Querido Jorge: me gusta que seas tan directo y vayas al grano sacando los pormenores de mi actuación en la Peña la Platería. Después de leer tanto quizás y quizás. Quizás en algunas cosas lleves razón. No en todas.
Efectivamente me hace falta conectar más con el público en el dialogo, platicar más sueltamente, pero no sabes la jindama que me da, el público me causa mucho respeto, tomo nota e intentare pulir mi jerga. Y, por ahora hago lo que mejor sé cantar, lo demás vendrá con el tiempo, como la falta de una “patailla”. El resto de quizás, quizás pueda ocurrir, pero por ahora no lo comparto.
En lo de volantes con dudosa belleza, siento que me veas así, pero yo a ti te veo cada día más guapo y te quiero más.
Respecto a la soleá que no incluí a maestro Enrique, te diré amigo Jorge que esa soleá en cuestión de guitarra va por otros derroteros, pues ya es difícil buscar tono para meter a tantos maestros en el mismo saco y no romperse este.
En lo de los tangos, para qué negarlo, yo imito, pero imito a Ana Mochón, si coinciden las letras y me parezco a Marina Heredia, gloria bendita para mí es un orgullo. Para qué negarlo, todos hemos mamado de los pechos de Curro Albayzín, pero todos chupamos de la misma teta y cada uno sale con diferente lustre. Normalmente yo los hago arropada con palmas caja y travesera, pero al encontrarme limitada porque todos quieren jalar, y hay pocos garbanzos que repartir, al guiso no se le puede echar más condimento que mi triste figura.
Resumiendo: Gracias amigo Jorge por tu buen hacer y por tus halagos, y sirva esta para dársela también a la directiva de la Peña La Platería por acordarse de mí, y al publico que desbordo la sala aguantándome más de dos horas y disculparme por los que no pudieron oírme por falta de sitio.
Un abrazo: Ana Mochón