Idea de un viaje
Esfuerzo. Quizá lo que se aprecia en la obra Ida y vuelta que presentó el guitarrista granadino Isidoro Pérez en Pinos Puente este domingo sobre todo es el esfuerzo que tiene detrás. Presentado en el pasado mes de octubre en La Chumbera, su segunda puesta en escena lamentablemente no fue muy afortunada. Las inseguridades, titubeos y descoordinación fueron manifiestos. La idea sin embargo es digna de aplauso. El ‘viaje imaginario con la maleta llena de toques flamencos al Caribe’ es agradecido e interesante. Aunque quizás Isidoro le diera una gran concesión a los nervios, o le saltaran los hilvanes a una obra con poco rodaje, o no estuviera rodeado de la gente adecuada. El caso es que fue tan sólo un buen intento, un buen argumento, con un resultado desigual.
Isidoro propuso en primer lugar un garrotín en solitario donde se acordó de Riqueni. Buena interpretación, aunque las notas al aire, propias del maestro sevillano, llegaron a traicionarle. Continúa igualmente en solitario con una soleá, planteando tácitamente el origen de todo. Con el resto de los músicos interpretará guajira (Puente de Pinos), colombiana (La alameda), tanguillos (Negritos de Cádiz), alegrías y bulerías (Cuesta de la Isla). Terminó el espectáculo con una soleá por bulerías.
Los acompañantes del veterano guitarrista, Iván Centenillo al cante, Eloy Heredia a la flauta y Manuel Vílchez y Luis Vives a la percusión, con sus errores y aciertos, eran meros acompañantes del protagonista. El joven Armando Linares, aunque solapadamente, destacó como segundo guitarra. Violeta Ruiz al baile, en dos de los temas, parecía ajena, influenciada por el nerviosismo general.
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