Cuando viene de la costa
Uno de los territorios a tener en cuenta en nuestro flamenco es la costa granadina. El flamenco de la costa no está tan influido por los cantes tradicionales de la capital ni tan mediatizado por el barrio del Sacromonte y su paisanaje.
Destacan las zonas de Almuñécar, Salobreña y sobre todo Motril, que tienen más arraigo con el flamenco almeriense o malagueño que el de su propia ciudad. Incluso poseen su propio fandango, que está bien alejado del de Granada (si es que los fandangos en sí pueden estar alejados).
En la costa, el flamenco es más de afición. Muchos cantan y lo hacen bien y no por eso se consideran artistas.
David Maldonado, David de la Jacoba, toma su nombre artístico de su abuela. La afición le viene de familia y se formó en Madrid. Allí acompañó a Joaquín Cortés cantándole al baile, pero también a tres de los guitarristas más grandes de este país: los almerienses Niño Josele y Tomatito, y el internacional Paco Lucía.
Su voz es laína en exceso, su decir añejo y su deje camaroniano. Le arropa con la guitarra su hermano mayor Carlos de la Jacoba. Una guitarra precisa y gitana, llena de pellizco; que goza de una parquedad sobresaliente, sólo da los toques necesarios, sabe que su papel es el de acompañar y almohada el cante como pocos.
Uno y otro, sin aspavientos, hicieron pasar en la Peña de La Platería una noche agradabilísima.
David comenzó con unas alegrías, que introdujo con un poquito por romances, donde Carlos sólo apuntaba de vez en vez con su guitarra. Continuaron con malagueñas y abandolaos, que resultaron ser granaínas con tono de malagueñas. Los tientos fueron agradecidos y arrancaron oles sinceros. Su remate por tangos fue breve, sin querer aprovechar el tobogán festero, que más de uno lo hace interminable. Como breve fue el poquito por soleá, sólo dos letras, con que remató la primera parte. Curioso y sentido final para el ecuador de un recital.
En la segunda parte entré ya empezado. La segunda pieza fueron unas seguiriyas muy de raíz. No llegué a interesarme por el primer cante que con la misma valentía y color interpretaron los motrileños. Por levante también fue un ejemplo de buen hacer y dominio del estilo libre. Culminaron por bulerías, que fueron realmente una guinda.
Antes de hacer mutis, sin embargo, nos dejaron un par de fandangos naturales.
4 comentarios
volandovengo -
Nayeek -
Las costas son lugares especiales, allá donde los océanos o mares se juntan con el principal hábital humano, la tierra firme. En el interior, tierra adentro, tendríamos el equivalente de las riberas de los ríos, en las que también hay elementos característicos del litoral como las playas de arena (aunque cada medio tiene sus particularidades, igual que cada caso concreto de ambos).
Aunque muchas partes de los litorales y orillas fluviales del mundo están sobreexplotados por la actividad humana, con los numerosos problemas que conlleva, todavía hay belleza y patrimonio natural y cultural en las costas y riberas, incluso en las zonas más explotadas.
Para conocer bien el litoral y los márgenes de los ríos, sean continentales o de islas, lo mejor es recorrerlos a pie, bicicleta o cabalgadura (caballo, burro, ...). En muchos de estos lugares existen senderos marcados, ya sean PR (Pequeño Recorrido), SL (Sendero Local), GR (Gran Recorrido) u otros sin homologar por las federaciones de montañismo o similares.
Pero muchos tramos costeros y ribereños están invadidos por la propiedad privada: viviendas, alojamientos turísticos (hoteles, etc.), restaurantes, fábricas, talleres ... Así, impiden a los peatones, ciclistas y jinetes transitar por ellos, y conocerlos y disfrutarlos.
La ley suele proteger la costa y las riberas, garantizando su uso público, defendiéndola de propiedad e intereses particulares. P.e. la Ley de Costas de España ( http://www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-1988-18762 ) otorga 6 metros de servidumbre de tránsito (paso) desde el límite interior de la ribera del mar (parte del dominio público marítimo-terrestre) y 100 metros de servidumbre de protección. Y la Ley de Aguas del mismo país ( http://boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2001-14276 ) dice que las márgenes de cauces continentales están sujetas, en toda su extensión longitudinal, a una zona de servidumbre de 5 metros de anchura, para uso público, junto al dominio público hidráulico, así como que hay una zona de policía de 100 metros de anchura en la que se condicionará el uso del suelo y las actividades que se desarrollen.
Por tanto hay que hacer 2 cosas:
Primero: Dejar libre al menos el espacio con servidumbre a lo largo de toda la costa y todas las riberas de río de todos los países del globo, retirando todo lo artificial que lo obstaculice.
Segundo: Acondicionar en todos dichos litorales senderos, así como balizarlos o marcarlos.
Al menos se debería hacer lo 1º. Ya con eso, mejor o peor, se podría circular libremente sin vehículo de motor, una vez no hay tapias, edificios, etc. que bloqueen el paso. Pero al menos en algunos tramos, p.e. de densa vegetación, peligro de derrumbes, etc., sí que habría que hacer lo 2º.
Conocer es amar. Si podemos conocer la costa y las orillas de los ríos, podremos quererlos, y respetarlos, así como a todos los seres, sean humanos o no, vivos o no.
¡Por una Tierra mejor! ¡Viva nuestro planeta (y el resto del Universo)!
volandovengo -
Miguel Clavero -