Metafóricamente hablando
Metáfora / Ballet Flamenco de Andalucía
Con algo de retraso me animo a comentar esta obra dispar del Ballet Flamenco de Andalucía. Su división en dos partes bien alejadas entre sí hacen exceder el tiempo apropiado. Con todo y con eso, el dinamismo y los destellos de luz avaselinan ese minutaje.
La Suite Flamenca, la primera de las dos funciones, que ya pudimos ver en el Generalife el verano pasado, carece de argumento, en tanto que Metáfora (segunda parte) encierra tanto simbolismo que se pierde en el concepto.
Hasta el intermedio, la propuesta es bastante más flamenca, en la que destaca un Rubén Olmo más flamenco que nunca (lo demostrará en su pataílla final por bulerías); una Patricia Guerrero encomiable, nuestra artista local, completa como pocas y con un juego de cintura y de muñecas envidiable, amen de su dominio del espacio y la diagonal y de un palmito más que agradecido (sobresaliente en A mi aire); un cuerpo de baile correcto y bien coordinado, sin destacados ni rezagados mencionables; y, sobre todo, una estructura musical de primera, en la que destacan las composiciones de Diassera y de David Carmona, cuya guitarra se dejó sentir pregrabada en la taranta En sueño, interpretada con un bello paso a dos.
Después del interludio, Metáfora viene como un distinto collar para el mismo perro. El abuso de la música en off se evidencia claramente (remezcla de clásica contemporánea), salvo en los martinetes, con sólo una estridente percusión, y alguna que otra pieza.
El flamenco pasa a un segundo plano y protagonizan la escena el clásico español, la escuela bolera y guiños a los bailes regionales.
Interesante juego de luces y propuestas de vestuario, completamente acertado para las chicas, cuando para los hombres era un parche futurista.
En general, un espectáculo agradable de ver, con buena madera y momentos notables. Lástima que esa madera no arda en fogata de altura.
* Rubén Olmo en la foto, director del Ballet Flamenco de Andalucía.
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