Sobre la responsabilidad de los sueños
Nunca me han interesado sobremanera los sueños, ese producto del subconsciente alimentado con nuestros más recientes fantasmas, aconteceres y circunstantes. Llama la atención, no obstante, y, supongo, que en el momento que tuve que elegir intereses, éste no fue señalado.
Reconozco, sin embargo que estoy en débito con los sueños. A veces me han dado argumentos para escribir o para fantasear. A veces he distinguido entre sus entretelas el amor perdido, la solución a mis problemas, la luz en la penumbra que me envuelve.
También podíamos hablar de uno de mis deportes favoritos que se concreta en soñar despierto, pero eso es otra historia.
Silvio Rodríguez cantaba en una famosa composición que soñaba con serpientes. Alguien dijo, o leí en no sé dónde, que soñar con reptiles es símbolo de homosexualidad. No supe qué pensar.
Hay quien le da gran importancia a este mundo onírico e incluso lo concibe como premonitorio. Hay muchos psicoanalistas, filósofos y pensadores en general que han escrito sobre la interpretación de los sueños. Pero, repito, su entendimiento escapa a mis inquietudes.
Sé, sabía desde hace tiempo, que los vuduistas se consideraban responsables de sus sueños, viviendo así ‘conscientemente’ las veinticuatro horas del día. Y en algún momento supe sobre la comunión de los sueños. Gemelos que sueñan lo mismo, destinos que se encuentran soñando, etcétera.
Pero lo más fuerte quizá sea la creencia en tiempos de Torquemada y compañía de la acusación por ‘delinquir’ en los sueños ajenos.
En el siglo XV y siguientes, como material inquisitorial, se usaba el Malleus Maleficarum (El Martillo de las Brujas), de Heinrich Institor y Jakob Sprenger, publicado en Alemania en 1486. este libro, además de dar un informe detallado de cómo se podían identificar, acusar, procesar, torturar, declarar culpables y sentenciar a las brujas, nos advertía de que “¡sois responsables de lo que hacéis en los sueños de otros!”.
Cuenta Marvin Harris, en Vacas, cerdos, guerras y brujas, que por esta ‘responsabilidad’ tuvieron que morir 500.000 personas: “por crímenes cometidos en los sueños de otras personas”. Lo que le da pie para arremeter contra los alienados defensores de la contracultura:
“Sostengo, concluye Harris, que es totalmente imposible subvertir el conocimiento objetivo sin subvertir la base de los juicios morales. Si no podemos saber con certeza razonable quién hizo qué cosa, cuándo y dónde, no podemos esperar proporcionar una descripción moral de nosotros mismos. Si no somos capaces de distinguir entre el criminal y la víctima, el rico y el pobre, el explotador y el explotado debemos defender la suspensión total de los juicios morales, o adoptar la posición inquisitorial y considerar responsable a la gente de lo que hace en los sueños de los demás”.
* El sueño de la razón produce monstruos, grabado de la serie Los Caprichos de Goya.
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Jesús Hernández -