Contra el deporte
Ayer, en el facebook, encontré una cita falaz por lo demagógica que podía llegar a ser. Venía a decir que si entendías esa frase era porque un maestro te había enseñado a leer y no un futbolista. No hay que tener muchas luces para saber que tal enunciado es un sofisma placentero para culturetas y sesudos antideportistas. Tampoco es difícil entender lo que exageradamente se quiere decir.
Es miel, como digo, para los que renegamos de alguna forma del deporte de masas, del monopolio del fútbol, del dinero interno y externo que maneja, del tráfico consentido de personas, de la deshumanización incontrolada, del circo sin pan de nuestros días.
Siempre he pensado que entender de fútbol es un poco de derechas, que en mi imaginario viene a decir una mente estrecha y un abecé limitado. Quizá admiré a los deportistas, pero su trascendencia me cohíbe. Nunca me verán desfilar entre las filas de sus practicantes y mucho menos de sus seguidores.
Declaraciones estas, políticamente incorrectas, que hasta para los íntimos había que confesarlas con reservas. (Sin embargo, algún deporte he practicado, como el montañismo, o he jugado, como todo hijo de vecino, en peloteos de todo tipo con los chicuelos de mi escuela.)
Fue un 19 de febrero de 2011, cuando acudí a los Encuentros en la Biblioteca, que dirigía tan sabiamente Juan Carlos Friebe, para conocer y escuchar a la narradora Herminia Luque, cuando leyó unas palabras contra el deporte, tranquilizándome de que yo no era el único que nadaba a contracorriente.
En uno de sus escritos, llamado No sport, la escritora granadina, afincada en Málaga, decía: “El deporte no permite, más que de una forma excesivamente tosca, la expresión de la personalidad. Los deportistas no son más que figurantes de la sociedad del espectáculo. Imágenes en movimiento, emotivas como mucho, nunca denotativas. En absoluto capaces de expresar lo propio, lo característico del sujeto (si lo hubiere) y no sólo lo tópico, lo representado según lo conveniente y lo esperable en la ficción deportiva que corresponda”.
Y termina diciendo: “La utilización económica y mediática, pública en suma, del deporte no es un hecho ajeno al mismo sino que es la instancia indecidible de un conjunto de actividades en sí mismas irrelevantes y carentes de significado”.
Antonio Machado, en Juan de Mairena, decía que “La gimnástica, como espectáculo, tiene entontecido a medio mundo, y acabará por entontecer al otro medio”. Y seguidamente, a pesar de que su protagonista era profesor de gimnasia, expone un texto Contra la educación física: “Para crear hábitos saludables, que nos acompañen toda la vida, no hay peor camino que el de la gimnasia y de los deportes, que son ejercicios mecanizados, en cierto sentido abstractos, desintegrados, tanto en la vida animal como en la ciudadana. Aún suponiendo que estos ejercicios sean saludables -y es mucho suponer-, nunca han de sernos de gran provecho, porque no es fácil que nos acompañen sino durante algunos años de nuestra efímera existencia”.
“Se diría que Juan de Mairena –continúa Machado- había conocido a nuestro gran Miguel de Unamuno, tan antideportivo, como nosotros lo conocemos”.
Álvaro Cunqueiro, en Fábulas y leyendas de la mar, en el artículo La natación y adivinanzas incide diciendo: “Servidor, como lector del padre Feijóo, creía que natación e inteligencia andaban más bien reñidas (…). La capacidad de bucear durante un largo rato parece ir acompañada de un cierto grado de cretinismo. Yo he conocido en mi vecino mar de Fox a un buceador, realmente sorprendente, que era un robusto idiota”.
En Colombia, otro Álvaro, Álvaro Mutis, nos habla de La miseria del deporte: “El deporte es una actividad humillada y miseranda, El deportista nada arriesga, cultiva sus músculos y adiestra sus reflejos para exhibirse ante una multitud enclenque, de ideas usadas y agrias. El público hace del atleta su ídolo, le atribuye virtudes que quisiera poseer, y, detrás de la opulenta trabazón de músculos, supone atributos heroicos que no existen, aún más, que el atleta niega. Es éste un eunuco que la multitud cubre con deseos imposibles y antiguos, ya perdidos hace tiempo. De allí que el deporte, como la prostitución y el alcohol, se convierta en una pingüe industria en manos de mercaderes inescrupulosos. Mercaderes de atletas”.
Por último, mi admirado Ambrose Bierce, en su famoso diccionario, en la entrada ‘Alba’ nos define: “Momento en que los hombres razonables se van a la cama. Algunos ancianos prefieren levantarse a esa hora, darse una ducha fría, realizar una larga caminata con el estómago vacío y mortificar su carne de otros modos parecidos. Después orgullosamente atribuyen a esas prácticas su robusta salud y su longevidad; cuando lo cierto es que son viejos y vigorosos no a causa de sus costumbres sino a pesar de ellas. Si las personas robustas son las únicas que siguen esta norma es porque las demás murieron al ensayarla”.
* Pawel Kuczynski es un ilustrador polaco.
11 comentarios
volandovengo -
Carmen K. -
Efectivamente, no es lo mismo deporte que espectáculo.
En cuánto al deporte en sí, es necesario. Incluso el salvavidas de algunas enfermedades crónicas, caso de la diabetes (que tan bien conozco).
Desde hace más de dos años un coche se cruzó en mi vida. El deporte, el ejercicio físico aeróbico, dejó de formar parte de mi persona. Para desgracia de mi mente, castigada sin endorfinas y otras hormonas sumamente placenteras, para desgracia de mi cuerpo, que empezó a perder tono muscular y tersura en la piel, y para mi enfermedad crónica: la diabetes. A los 2 meses del accidente, empezó a volar a niveles 'estratosféricos' la hemoglobina glicosilada. El máximo está en 5.6. En mi caso se disparó hasta llegar a 8.9. Milagrosamente estoy viva. Podría y puedo palmar en cualquier momento de un paro cardíaco o un ictus cerebral (incluso lo que es más cruel aún, no palmar, quedar viva, con medio cuerpo paralizado).
El deporte es Vida. Doy fe. Sueño con el momento en el pueda volver a correr y especialmente, con el momento en el que pueda volver a zapatear.
Sueño con el momento en el que mi diabetes esté controlada y deje de vivir con la espada de Damocles encima del occipucio (aunque por las secuelillas que han quedado, me temo que ya nada será igual).
Intentemos no banalizar las cosas.
Y para dar cierto sabor a este guiso cito a La Iguana de Jerez, Tomasito: "del deporte también se sale".
Salud, para disfrutar de la Vida.
volandovengo -
herminia luque -
Otra cosa es el ejercicio físico, al que, como seres vivos estamos impelidos. Pero para hacer una actividad física no tengo que apelar a la etiqueta "deporte" y enriquecer al primer fabricante de zapatillas del planeta.
volandovengo -
Rossy -
volandovengo -
Carmen -
http://cordoba1404.blogspot.com.es/2013/09/mens-sana-in-corpore-sano.html
Y se inventó sobre todo el amor. Querido, qué gran post el tuyo, qué enlace, qué cabeza la tuya... entiendo bien que se te diese tan mal el balón jajajaja
Un beso.
volandovengo -
Antonio -
(el teclado me tiene loco)
Antonio -
Saludos flamencos