El villancico
En estos días, que gloriosamente han pasado, cuando el dulce y el aguardiente corrieron sin medida y se cantaba (y se tocaba) sin vergüenza, me pregunté sobre el origen del villancico como manifestación propia de nuestro folklore. Acudo a Corominas en primer lugar y nos dice que ‘villancico’ o ‘villancete’ o ‘villancejo’ hace referencia al mismo ‘villano’, que era el labriego o el habitante de una casa de campo o villa (en el sentido hispanorromano del término).
Aproximándome a la historia, sin interés exhaustivo y con tiento de profano, diré que el villancico es una de las manifestaciones más antiguas de la lírica popular castellana, genérica entre los siglos XV y XVIII. Tradicional también de Latinoamérica y Portugal.
Originariamente fueron canciones profanas con estribillo, de origen popular, cantadas en las fiestas y armonizadas a varias voces, nacidas a semejanza de las formas estróficas responsoriales (pregunta/respuesta) como el virelai, el zéjel, la ballata o las cantigas paralelísticas.
Las primeras fuentes documentales en las que aparece la palabra “villancico” son el Cancionero de Stúñiga (ca. 1458) y el Chanssonier d’Herberay (ca. 1463), posteriores son el Cancionero de la Colombina y el Cancionero musical de Palacio.
Autores representativos de este tipo de coplas en esta primera época fueron Juan del Enzina, Pedro de Escobar, Francisco Guerrero, Gaspar Fernandes o Juan Gutiérrez de Padilla.
En el siglo XVI, cuando las autoridades eclesiásticas quisieron introducir composiciones en castellano en la liturgia como una forma de acercar al pueblo a los misterios de la Fe católica, el villancico poco a poco fue cambiando su temática pagana por temas de tipo religioso. De esta manera en los albores del siglo XVII se empiezan a utilizar en los responsorios de maitines de las principales fiestas litúrgicas como la Navidad, Hábeas Christi, Asunción, santos locales, Epifanía, Trinidad, etc.
En este siglo XVII los villancicos comenzaron a prohibirse por las instituciones conservadoras, pues, con forma de diálogo hacían mofa sobre pasajes religiosos, como la sorpresa de los pastores ante el misterio del nacimiento de Jesús, y, aprovechando, también se burlaban de las autoridades y los personajes públicos.
El siglo XVIII el villancico seguirá teniendo las características populares del siglo anterior con las influencias musicales que ejerció Italia (estilo recitativo, arias da capo, estilo compositivo de la ópera). Compositores importantes de este periodo han sido el padre Antonio Soler, Antonio de Literes y José de Torres. Estas influencias italianizantes provocaron que el villancico fuera definitivamente proscrito de la liturgia a finales de este siglo XVIII y quedara exclusivamente como manifestación popular navideña.
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