Buenas intenciones
Flamenco Viene del Sur. Acuérdate cuando entonces
No es la primera vez que un cuadro supera al titular. Cuando una bailaora se rodea de músicos de primera línea, si no es ella misma número uno, si no es rompedora y sin fisuras, si no irradia gracia y frescura, pellizco y nostalgia, suele ser así. El lunes pasado terminó el ciclo Flamenco Viene del Sur con la Compañía Guadalupe Torres abordando un espectáculo con intención de recordar los grandes nombres del cante en su época dorada.
Guadalupe, para la ocasión, cuenta con dos bastiones de altura en el cante de atrás: Pepe de Pura y Moi de Morón; y con una guitarra sobresaliente, Antonio Sánchez, que, como referencia, es sobrino de los Lucía, Paco, Ramón y Pepe.
Comienza el espectáculo con los dos cantaores por soleá, acompañados por el solo compás de sus nudillos sobre una mesa orillada a la izquierda del escenario. Desde ese momento, todo son homenajes, a Terremoto de Jerez, a Manolo Caracol, a Tío Borrico, a Pastora Pavón , a Pepe Pinto, a Chocolate, al Chozas…, que van apareciendo de vez en vez, sus rostros y declaraciones, proyectadas en el fondo del escenario.
Pepe de Pura hizo alante cantiñas del Pinini y los dos se rompieron por seguiriyas. El guitarrista, por su parte y en solitario, abordó un compendio excepcional con aires de levante, donde no faltó un remate por granaínas.
También se pudieron escuchar tangos de Triana, fandangos y balerías, como fin de fiesta.
La bailaora madrileña lo bailó casi todo pero con un tempo muy reposado y carente de transmisión. Parecía sólo ilustrar el cante, que oía y bailaba como dejándose llevar. A veces faltaba sangre, manos y cintura. Su rostro era expresivo y sus intenciones eran buenas.
* Foto: Joss Rodríguez©.
0 comentarios