Al principio fue la luz
Flamenco Viene del Sur. P’atrás
La historia del flamenco es ancha, más por sus lagunas que por sus certezas. Las hipótesis se suceden y las luces siempre están veladas. Sin embargo, reconocemos pilares inamovibles, señas de identidad generalmente admitidas. Existe un origen remoto que, como el norte, no es un punto, sino una dirección. Y a esa dirección apuntan los estudiosos y amantes de este arte.
Los flamencos a veces, cada vez más, no son meros intérpretes. Bucean en la historia del flamenco, en los cantes y grabaciones antiguas, en los nombres y sus logros, en los orígenes y en los rincones.
Conociendo estos andamios, no se canta mejor, no se toca mejor, no se baila mejor; pero se canta, se toca y se baila con más fundamento, con la seguridad de un terreno firme y la dignidad de quien camina en dirección a ese norte.
Ana Calí, bailaora granadina, curtida por los años y el oficio, consciente de está búsqueda, nos propone en esta nueva entrega de Flamenco Viene del Sur P’atrás, una mirada, retrotrayéndose desde mitad del siglo pasado hasta el más remoto pre-flamenco, yendo un poco más allá del mero espectáculo. (La primera función en este ciclo fue hace un par de años con De cobre y lunares, donde desgranaba el más añejo baile granadino.)
En 1942, cuando empieza nuestro periplo, Ana y los suyos se trasladan a Nueva York, donde Carmen Amaya les brinda unos cantes de levante. ¿Puede que la granadina, en esta primera pieza, estuviera algo nerviosa? No así su cuadro, rotundo y seguro, donde una guitarra (Alfredo Mesa) se impone como imprevisible partenaire de limpieza y precisión, y unos cantaores (Sergio Gómez ‘El Colorao’ y Alfredo Tejada), posiblemente de lo mejorcito de esta tierra, le infunden conocimiento y seguridad.
De la Gran Manzana descienden, en 1898, al Puerto de la Havana (sic), en Cuba, en donde interpretan unas guajiras, mientras dan el salto a la Península para proponernos unos Juguetillos por cantiñas en las costas de Cádiz (El Puerto y Sanlúcar). Reconocemos ya a una bailaora segura e integral, en la que destacan su limpieza de pies, su juego de cintura y su apego a la tradición.
Los acordes en off de la soleá de Matías Jorge de Rubio, de 1860 (quizás la soleá más antigua grabada), estrenada por el almeriense Julián Arcas en 1867, reciben a Alfredo Mesa en el centro del escenario para interpretarla, en un solo de guitarra memorable, aunque sea un remedo de la misma pieza grabada po Javier Conde hace unos años.
Madrid-Cádiz- Granada es un viaje obligado a principios del siglo XIX, donde el Polo Tobalo toma protagonismo en las voces exactas de los dos cantaores haciendo los ayes al unísono, antes de participarnos, hacia 1835, unas Playeras, o plañideras, que son la puerta de entrada de las seguiriyas.
La Zarabanda, el Romance y la Arbolá son sólo bellas pinceladas al baile de esencia que nos preparan para el final, La Gitanilla, basada en la obra cervantina de 1605, que llega con el pregón de Macandé y el romance del Negro del Puerto.
Una gran obra que irá creciendo con el tiempo; una buena propuesta la de Ana y los suyos, que nos aparta un poco más ese velo ancestral con que cubrimos el flamenco y nos muestra que al principio fue la luz.
12 comentarios
volandovengo -
volandovengo -
Carmen K. Salmerón -
Por partes. Hay que ir por partes.
Se trata de una crónica literaria con pinceladas someras de crítica. El texto está impoluto. Cualquier artista que al día siguiente de la presentación de su espectáculo lea publicado un texto como éste, no puede más que sentirse feliz. Feliz y agradecido, pues no se trata ni de una crónica babosa, de esas que diluyen la veracidad como se diluye el azúcar en el agua, ni de una crítica devastadora cuya veracidad quedaría igualmente en entredicho. Como espectadora, he sentido unas ganas profundas de ver el espectáculo. Como comentarista de flamenco (profesión de la periodista que escribe estas líneas), también.
Sí, es cierto, Habana, Avana, Abana han convivido en las coordenadas espacio tiempo (como seguiriya, seguirilla, siguirilla, seguirilla, por ejemplo).
En cuanto al momento gitanilla, personalmente desconozco la posible afición de Cervantes al flamenco, presumiblemente ninguna, pues aún no existía este arte como tal.
Permítaseme decir que la labor de un especialista es transmitir a la opinión pública su criterio profesional, no siempre bien aceptado. De la misma manera que la lluvia no siempre es bien recibida, o la nieve, o el sol.
Al principio fue la luz es un titular que define la belleza que se va a encontrar en el espectáculo. Invita, además, a su lectura.
Por otro lado, como apunta algún comentario, uno sigue a quién le gusta (su manera de escribir, de sentir, o de cómo se arregla el pelo -ésto es muy flamenco, por cierto-). Para contrastar opiniones, bien está leer el periódico que a uno le gusta, así como de vez en cuando echar un vistazo a otros, pero no seguirlos, en mi modesta opinión.
Por cierto, Salud, para disfrutar de la Vida ¡es una frase mía! Mía y de la GFP (gastronomía flamenco punk); sin fronteras (quiero pensar).
¿Es mejor el color blanco que el negro? ¿el verde que el rosa? Para gustos están los colores. Nada más.
Esta es mi opinión. Discutible, claro.
Alguien puede decir: ¿quién es Carmen K. Salmerón?. Bien, a grosso modo, diremos que soy la primera mujer guionista de un programa flamenco en la Historia de la TV, Algo más que flamenco. La primera mujer, la primera persona, más allá de sexo, que consiguió que el flamenco fuera portada de El País de las Tentaciones, con Raimundo Amador. La periodista que criticó una producción de Ricardo Pachón a Yolanda Ramos, en la revista desaparecida ya, lamentablemente, Alma 100, por la que el productor contactó con la revista para felicitarme por la honestidad de mi crítica hacia el disco. Digo esto por situar al lector.
El flamenco es universal (qué buen título, de José Manuel Gamboa).
Salud, para disfrutar de la Vida.
volandovengo -
Carmen -
Esto lo digo por el primer comentario. Parece que quiere hacer ciertas precisiones o rectificar algún error de apreciación, pero lo hace en un tono de tal suficiencia que da la impresión de todo lo contrario... es como el que está pendiente del más mínimo fallo, por irrisorio que sea, para señalarlo al público con toda la parafernalia.
La "crítica" del Sr. Antonio Sánchez sólo es "mala baba".
No soy entendida en estas artes, pero sí entiendo bastante de las formas de expresión y de los significados denotativos y connotativos de los discursos.
Creo, como María Angustias, que Jorge ha hecho más una crónica que una crítica; y creo también que es un escrito exquisito.
No todos los que tienen conocimientos son sabios... tampoco todos tienen "savoir faire", que dirían los franceses.
Antonio -
Jorge, a palabras necias...
Raúl Comba -
maría angustias -
Por otra parte a mí, que no entiendo de flamenco, me parece más una crónica que una crítica, escrita de una forma exquisita y magistral, como acostumbra el señor Fernández Bustos, donde halaga las formas de Ana y los suyos.
Antonio Sánchez -
Mercedes -
volandovengo -
Lo de 'La Gitanilla' me ha parecido que, a la larga, podía tener relación (coincide en la época) En cualquier caso es una derivación personal y, como tal, la he escrito.
Manifiesto ampliamente, por otra parte, el magisterio de Alfredo y Sergio (como de toda la compañía). Al final de mi crónica, quizá me precipito por no alargarla más.
Gracias por tus 'puntualizaciones'. Espero, en futuras vistas, afinar un poco más para que se me lea sin contratiempos.
Carlos Martín -
Soy parte del equipo de producción del espectáculo P'atrás de Ana Calí. En primer lugar, quisiera agradecerte tu presencia en el teatro y la crítica que nos has hecho. Solamente quisiera puntualizar algunas de las cuestiones que en ella tratas.
En primer lugar, respecto al segundo número, el Punto de la Havana, empleas el adverbio "SIC", cuando no citas exactamente lo que ponía en el programa (pues "Puerto de la Havana" no era el título exacto); imagino que pretendes aludir al error gramatical de escribir La Habana con "V". Absolutamente conocemos la manera ortográfica correcta para hacer referencia a la capital cubana, pero, dado que este proyecto es fruto de una investigación profunda, tomamos la decisión de utilizar una de las formas gramaticales empleadas durante el siglo XIX (escribirla incluso sin "H" ya resultaba excesivo). Nos pareció demasiado arrogante incluir el adverbio SIC en un programa de mano.
Respecto al último de los números, cuyo título en el programa de mano era "La gitanilla, 1605", no era una obra basada en la obra cervantina que ni tan siquiera fue escrita en 1605, sino en 1613 como el primero de los relatos de sus Novelas Ejemplares, en él se alude a unas celebraciones que tuvieron lugar en 1605 en cuyo ambiente se interpretaron una serie de cantes, siendo una de las primeras ocasiones en que se alude a "los corríos" como tal, y es que no sólo fueron pregones lo que se interpretaron en este último número, sino los corríos que magistralmente cantaron Alfredo y Sergio.
Espero, con estas puntualizaciones, haber contribuido al incremento de tus vastos conocimientos y a la inclusión de nuevos cantes en tus registros como es el "Punto cubano" o "Punto de La Habana/Havana/Abana" como cante que da origen a la guajira o "los corríos", coetáneos o posiblemente más antiguos que los pregones; o incluso a profundizar en el conocimiento de la exquisita obra cervantina. Esperamos que este P'atrás haya supuesto y suponga un P'alante para todos, ya sea en el conocimiento nuevas realidades o en nuevos éxitos como el de este lunes.
Un abrazo,
Carlos Martín