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volandovengo

Flamenco familiar

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Flamenco Viene del Sur

Comienza Flamenco Viene del Sur con más sombras que luces. El programa no sólo es pobre sino repetitivo. A Pepa Montes ya la vimos en la edición pasada y a Calixto Sánchez; Pedro Ricardo Miño repite dos veces este año; no hay ningún participante de Granada, ni aquí ni en ninguna de las provincias que programa Flamenco Viene del Sur… Bueno, el 10 de mayo tendremos a Miguel Ángel Cortés, pero me temo que, afincado en Sevilla, de donde viene, no se justifica el despropósito.

La sombras también estuvieron presentes en la obra que el jueves pasado inauguró el ciclo. No sólo porque la gran mayoría del espectáculo se desarrollara en una inexplicable penumbra (la luz escaseaba como en un cuadro de Rembrant), sino por el desatino general que envolvía el espectáculo en sí.

En primer lugar, choca un nominativo tan pretencioso como carente de resultado. Llamar “Flamenco Universal” a un recital crudo de flamenco, casi de andar por casa, con una línea argumental tan fina que pasa por no existir, es como poco oportunista. Una posible explicación, en cambio, se me ocurre, si entendemos que el flamenco de raíz, el de toda la vida, el de tablao y patio, el de cuartito y de jarana, sea en realidad el arte universal que quieren presentarnos.

Obra sin argumento, como digo, y sin enjundia. Más le hubiera valido un planteamiento simple, de recital, donde tocara el arriesgado Ricardo Miño y bailara por derecho Pepa Montes. Un baile clásico, puro y elegante, que se ve reforzado por los jóvenes bailaores Abel Harana y Jesús Ortega. Complemento que enturbiaba más que complementar, aunque con la farruca (como homenaje a Gades), ilustrada tan sólo el piano de Pedro Ricardo Miño(1), hermosearan su presencia.

Del piano, extraordinario, se abusa; como se abusa de la improvisación. Aunque uno de los mejores momentos participa de estos dos excesos. El diálogo entre la guitarra y el piano, entre el padre y el hijo, fue de gran inspiración. Ricardo Miño suena muy fresco y muy flamenco, a pesar del desafinado, a pesar de que no siempre se entendiera con la segunda guitarra de Paco Vargas. Juan Ruiz a la percusión también andaba despistado.

Las mejores escenas, aparte del dúo ya mencionado, son los bailes de Pepa, la caña, el garrotín y las cantiñas (que en el programa se limitan a poner mirabrás).

Un espectáculo demasiado largo para las prestaciones que ofrece, que se hizo extensivo con el fin de fiestas.

(1) El piano en el flamenco, aunque se adapta a la perfección y de da un espacio vertiginoso a la voz del cantaor, alcanza una especie de cultismo donde la queja contenida se abre paso a duras penas.

* Pepa Montes (© deflamenco.com).

 

2 comentarios

volandovengo -

Me temo que en Andalucía oriental estamos orillados en el flamenco. Quizá nos tengan miedo. De los actuales artistas que están hoy día en el candelero, bastantes, que todos conocemos, son de Granada, de Almería o de la provincia de Jaén.

Viva el flamenco -

Amigo Jorge de Almería tampoco va ningún artista y me consta que nos es por falta de propuestas, creo que mas de uno se va a tener que hacer el "carnet" si quiere trabajar con la agencia