La sabiduría de Manuel Cuevas
Después del descanso, cuando los duendes de la primera toma de contacto se han aplacado, Manuel se muestra más seguro. Unos tangos que encierran guajiras y garrotín, es su propuesta definitiva. Los asistentes malamente palmean con el cantaor de Osuna hasta hacerse un poco insoportable en las bulerías, donde el sevillano se mostró largo y generoso, abarcando desde Cádiz y los Puertos, desde Jerez a Utrera y Triana. Entre medias de esta fiesta, Cuevas expondrá sus tarantas primitivas, rescate personal del olvido para su antología del cante minero, justificando su dominio del levante y los cinco premios recibidos en La Unión. Remata la noche con un ramillete de fandangos naturales que culmina sin micrófono, envolviendo la cueva con su voz como si lo tuviera. Como regalo, ante la insistencia de los asistentes, también sin amplificar, aportó otro fandanguito valiente.
Un recordatorio para finalizar. El sonido de los Trasnoches y del FEX, cuando sonorizaba Benson, ha sido exacto y muy profesional. Un abismo en cuanto ellos faltaban. En cada espectáculo buscaba con la mirada a Juan Benavides detrás de la mesa para tomar mis notas con la tranquilidad de que el equipo técnico funcionaría como un reloj.
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