Nuestra cantera indiscutible
XIII Festival Flamenco ASPROGRADES
El Festival Flamenco ASPROGRADES se ha convertido en un escaparate imprescindible para contemplar a nuestros nuevos valores. Viene a ser como un trampolín, la parrilla de salida de los jóvenes flamencos granadinos, a veces jovencísimos, que van a emprender la carrera, larga pero apasionante, en el terreno de lo jondo. Hay altibajos, como es natural, pero sorprende genéricamente el nivel, la buena salud de la que goza la cantera flamenca granadina, que, lo he dicho en bastantes ocasiones, viene a ser posiblemente la mejor de la historia. Además esta extensa cantera goza de unas oportunidades, de un conocimiento y de un respeto que nunca se le ha tenido.
Así, una vez al año, en este populoso Festival se ven caras nuevas o gente de atrás que se anima a ponerse delante o flamencos más experimentados que proponen nuevas fórmulas o agrupaciones reunidas para la ocasión o academias flamencas que desean mostrar sus progresos en un escenario tan maleable como bondadoso. Con todo esto, podemos enunciar varios ítems que son constantes y definen la grandeza de este encuentro. En primer lugar, y por encima de todo, es un Festival benéfico en pro de ASPROGRADES que, como se sabe, es una Asociación de ayuda a las personas con discapacidad intelectual. En segundo lugar, ya ampliamente comentado, su objetivo es el de promocionar a los jóvenes artistas granadinos (no están todos los que son, pero sí son todos los que están). Muy significativo, desprendiéndose de este último objetivo, en tercer lugar, es que todos los actuantes se entregan al cien por cien. A los festivales benéficos se va muchas veces a enriquecer el cartel y tan sólo a cumplir. Otra de sus características es la comunión de todos con todos. Se comparten los guitarristas, los percusionistas y, los que cantan, acompañan a sus compañeros haciendo compás. Se echó de menos, en este sentido, un fin de fiestas con los máximos artistas presentes.
Aún así, resultó un poco largo, entre tanto nombre. Posible pesadez paliada por la animosidad de los dos presentadores, Juan Bedmar y Angélica Carmenate, pertenecientes a la Diputación de Granada, que ayudaron a dinamizar el evento. Un aplauso sincero a esta institución granadina que se ha comprometido con este Festival, ofreciéndole no sólo su apoyo económico, sino también logístico y humano, incluyéndolo dentro de su oferta de “Granada, universo flamenco”.
El Festival estuvo dedicado a la figura de Juan Carmona Habichuela, presente en el acto, quien reconoció el alto nivel de los jóvenes que subieron al escenario. Como guinda final de lujo, su nieto, del mismo nombre, quien cogiera su testigo este verano en el Corral del Carbón, le dedicó unas impecables alegrías
No es momento de destacar a nadie ni de hacer memoria de lo acontecido. En tal caso, este espacio se alargaría quizás innecesariamente. Puedo hacer mención, sin embargo, de algunas sorpresas de un servidor, y en gran medida, me consta, de gran parte de los presentes. La valentía de los primeros cantaores, haciendo petenera, granaína y fandangos naturales; la juventud y el virtuosismo de David Heredia, con once años, a la guitarra, y la pequeña Lucía, al baile, con sólo siete u ocho; Makarena, cantante de copla, acercar su voz y sus buenas maneras al flamenco; Miguel Barroso haciendo el “Pequeño vals vienés” que adaptó Morente de Leonard Cohen para “Omega”… y así, una suma de pequeños momentos que reconstruyeron una noche interesante.
* Josele de la Rosa, uno de los guitarristas que más se prodigó. Foto de archivo (Nono Guirado ©)
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