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La Zubia vuela alto

La Zubia vuela alto

Un sobresaliente incondicional al pueblo de La Zubia por su programación cultural que, desde hace algunos años, viene siendo motor y ejemplo en la provincia de Granada; y en concreto por su apuesta por el papel de la mujer en el flamenco a lo largo de la historia en el ciclo “El flamenco tiene nombre de mujer”, que se desarrolló la semana pasada, incluyendo cursos intensivos de cante, guitarra y baile, con profesores tan prestigiosos como Antonio “El Colorao” o Paco Cortés; una mesa redonda sobre este tema, de la que probablemente la Diputación de Granada elaborará una publicación; y culminó el sábado, como decimos con un espectáculo flamenco de categoría. Nada más y nada menos que contaron en escena con el buen hacer de Marina Heredia y Fuensanta “La Moneta”, las mejores representantes del flamenco granadino que reside actualmente en nuestra ciudad.

Con una gran expectación y un lleno absoluto dio comienzo la velada con los ecos flamenquísimos de Marina Heredia cantando por soleá. A la guitarra Luis Mariano, en vez de “El Bolita”, su acompañante habitual. Pero la química entre ambos artistas no desmejoró ni un ápice su compenetración y entrega. Quizá perdimos en espontaniedad y vanguardia, pero ganamos en sentimiento y contenida emoción. Los tarantos fueron de buena factura, pero no sería hasta los fandangos de Granada cuando reconocimos a la mejor Marina. La cantaora se siente segura con los palos de la tierra, lo siente y trasmite. Es muy aplaudida. Siguiendo en está línea, bordará unos tangos sacromontanos interpretados con sumo gusto y gran poderío. Terminará la joven Heredia con unas bulerías en la que se acordó a su final de ese gran cantaor llamado Luis de la Pica, al que le hace un homenaje en su primer, y por ahora único, disco.

La segunda artista invitada está arrasando. La fuerza, la valentía y la estética de La Moneta le han valido para escribir su nombre en el libro de los bailaores imprescindibles en nuestro país. Fuensanta ha bebido de muchas fuentes, como Mariquilla, La Yerbabuena o Mario Maya, pero cuando se mira al espejo, cuando bebe de ella misma, es cuando resulta arrebatadora. Su primer pase son unas bulerías poco acostumbradas, a las que le falta algo de reflexión y reposo y le sobra algo de furia y desplante, quizá por culpa de esa influencia Maya que está adquiriendo. Sus músicos: Antonio “El Pulga”, Antonio Campos, Miguel Iglesias y Dani Méndez, se hacen unas extraordinarias malagueñas mientras la bailaora se cambia el vestido y recobra fuerzas, para volver a entrar con la rueda de martinetes para bailar unas seguiriyas, su pieza estrella, con la que reafirma su conquista cada vez que la vemos.

Para cerrar el círculo con broche de oro, un servidor encaminó sus pasos hacia La Platería, donde actuaba el tocaor Jerónimo Maya, que había sido considerado un niño prodigio. Llegué en el ecuador de su concierto, pero me bastó para confirmar la certeza de que es un gran guitarrista, descendiente de grandes flamencos y aprendiz de los mejores. Me alabaron las granaínas que había interpretado en la primera parte, pero si se puede entresacar algo de la perfección, me quedo con la zambra, que estrenó este día, y se lo dedicó a la desaparecida Lola Flores.

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